La reciente declaración de área prioritaria para el desarrollo nacional en la prestación del servicio público de transporte de trenes de pasajeros en el Sistema Ferroviario Mexicano, mediante el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha desencadenado un debate sustancial sobre las motivaciones y los procesos detrás de esta decisión gubernamental.

Aunque la iniciativa busca mejorar la conectividad y eficiencia del transporte, es imperativo cuestionar la viabilidad de la implementación sin un estudio de mercado exhaustivo.

Una de las cuestiones que surge es la preferencia otorgada a los concesionarios del servicio ferroviario de carga para presentar propuestas de implementación del servicio de pasajeros.

¿Están estos concesionarios, cuyo enfoque principal es la carga, verdaderamente capacitados para gestionar eficazmente el transporte de pasajeros? ¿O estamos presenciando una fusión de funciones sin un análisis detenido de sus competencias específicas?

La fecha límite del 15 de enero de 2024 para la presentación de propuestas plantea preocupaciones adicionales. ¿Es realista esperar propuestas viables en términos de inversión, tiempo de construcción y modernización de vías en un plazo tan ajustado?

¿O corremos el riesgo de comprometer la seguridad y eficiencia del servicio en una carrera contra el tiempo?

La posibilidad de que el Gobierno Federal otorgue títulos de asignación a la Secretaría de la Defensa Nacional o a la Secretaría de Marina en ausencia de propuestas viables de los concesionarios de carga agrega complejidad al panorama.

¿Cuál es la experiencia de estas entidades en la gestión de servicios ferroviarios para pasajeros? ¿Es esta una solución rápida en lugar de una evaluación cuidadosa de capacidades y competencias necesarias?

La inclusión de particulares como posibles receptores de títulos de asignación plantea interrogantes sobre la transparencia y equidad en el proceso de selección. ¿Cómo se garantizará que la adjudicación de estos títulos se base en méritos y no en relaciones políticas o intereses particulares?

La designación de las primeras siete rutas de trenes de pasajeros también merece una evaluación crítica. ¿Por qué estas rutas específicas se consideran prioritarias? ¿Se han tenido en cuenta las necesidades y demandas reales de la población en la planificación de estas rutas?

Las siete rutas propuestas son aquellas que estaban en operación hasta 1995, año en que fueron descontinuadas. ¿Por qué rescatar estas rutas en lugar de diseñar un plan basado en la demanda actual y futura de la población?

Además, la regulación del servicio público de transporte ferroviario de carga y pasajeros por parte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, y la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario plantea la cuestión de la separación adecuada de responsabilidades y la prevención de conflictos de interés.

No obstante, este nuevo plan ferroviario tiene varios beneficios para el turismo, tales como:
Conectividad Mejorada: La introducción de trenes de pasajeros podría mejorar la conectividad entre destinos turísticos, facilitando el desplazamiento eficiente de visitantes y fomentando la exploración de nuevas regiones.

Experiencia de Viaje: Los trenes ofrecen una experiencia de viaje única y panorámica, lo que podría atraer a turistas en busca de una forma alternativa y escénica de explorar el país.

Desarrollo de Rutas Turísticas: La designación de rutas específicas podría potenciar el desarrollo de rutas turísticas ferroviarias, aprovechando la riqueza cultural y natural de las regiones a lo largo del recorrido.

¿Pero cuáles son las implicaciones en el transporte actual? ¿Qué ocurrirá con los servicios de autobuses y aerolíneas?

La implementación de trenes de pasajeros plantea preguntas cruciales sobre el futuro del servicio de transporte de pasajeros en autobuses y aerolíneas en México.

¿Cómo se verán afectadas las líneas de autobuses, que han sido un pilar del transporte terrestre de pasajeros? ¿Experimentarán una disminución en la demanda a medida que los trenes se conviertan en una opción más atractiva?

Asimismo, ¿qué impacto tendrá en las aerolíneas, especialmente en rutas domésticas de corta distancia? Con la mejora de las conexiones ferroviarias, ¿se reducirá la demanda de vuelos internos? ¿Podrían surgir desafíos adicionales para las aerolíneas que operan en estas rutas?

Estas interrogantes subrayan la necesidad de considerar no sólo la eficiencia y viabilidad de los trenes de pasajeros, sino también sus implicaciones en el panorama general del transporte en México.

Por eso, un estudio de mercado exhaustivo es esencial no sólo para respaldar la implementación de trenes de pasajeros, sino también para anticipar y abordar los posibles cambios y desafíos que podrían surgir en el sector del transporte en su conjunto.

De otra forma, el regreso de los trenes en México se observa como una medida de añoranza precipitada.