PIE DE LA CUESTA - María Bojz RUINAS. El huracán destruyó todo lo que estaba a su paso, muchas familias quedaron sin hogar y aún hay un importante número de desaparecidos.  

“Perdimos nuestro patrimonio… No hay medicinas”

A más de una semana del golpe del huracán Otis en Guerrero, hay localidades en las que aún impera la incertidumbre, el hambre y la desesperación, como Pie de la Cuesta.

Para llegar a este punto, el camino usual es de tan sólo 20 minutos desde el centro de Acapulco; tras la devastación, sus habitantes tienen que invertir casi dos horas para llegar a la costera, el único sitio en donde pueden conseguir un poco de víveres, agua, gasolina e informar que están bien.

Las carencias del poblado se agravan, usualmente es muy poca el agua potable que reciben, pero ahora no hay ni una gota, por lo que temen que en los próximos días las condiciones de salud de sus habitantes se puedan mermar. 

 

INCOMUNICADOS Y OLVIDADOS

En entrevista con 24 HORAS, María Bojz, quien habita en Pie de la Cuesta desde hace más de una década, afirmó que tardó dos días en llamar a su mamá para reportarle que estaba a salvo.

“Lo que se vivió aquella noche fue terrible, no recibimos aviso. La mayoría de techos son de lámina, muchos no tienen donde vivir. Los tinacos volaron porque estaban vacíos. Perdimos nuestro patrimonio y ahora nos enfrentamos a que no hay medicinas, estamos en el abandono”, dijo.

De acuerdo con Bojz, los comerciantes hacen su agosto, pues debido a que servicios como teléfono y luz siguen sin restablecerse, deben acercarse a puntos que establecieron las autoridades, en su mayoría en la zona turística.

“Un trayecto normal de 20 minutos ahora puede ser de hasta dos horas, los caminos aún no son transitables. Para llegar, nosotros mismos hemos tenido que retirar árboles, palmeras, basura. Los taxis colectivos nos cobran hasta 60 pesos en un viaje que era de 20 y el kilo de tortillas ronda los 60 pesos, la gasolina se raciona a 10 litros, es una especie de apocalipsis”, relató.

Indicó que se entrega un número limitado de despensas, por lo que se debe llegar temprano. Aún no hay tiendas o supermercados y se complica la adquisición de víveres y aunque se instalaron plantas potabilizadoras y comedores móviles, siguen siendo insuficientes para los damnificados.

 

OTROS DATOS

Sólo en esta comunidad, donde la mayoría son pescadores, precisa María, se reportan más de 50 desaparecidos, cifra que contrasta con la del Gobierno federal, que es de 52. 

Apenas este jueves se dio a conocer que una familia de cinco integrantes, dos menores y tres adultos, quedaron atrapados en la colonia Generación 2000, luego de que el cerro se desgajó y los sepultó, cuatro cuerpos fueron localizados y siguen a la búsqueda de uno. 

Entre las víctimas había una niña que aún conservaba entre sus manitas un rosario que apretaba firmemente.

La mayoría de los hombres viven de echar sus redes al mar y se desconoce el paradero de muchos de ellos, algunos porque fueron a intentar poner a salvo sus lanchas, su principal sostén, y no volvieron a verlos, otros porque fueron contratados para cuidar embarcaciones, mismas que lucen destrozadas a la orilla del mar.

 

VULNERABLES A LA INSEGURIDAD

De acuerdo con el testimonio de María Bojz, las autoridades están ausentes, ni la gobernadora Evelyn Salgado, ni la presidenta municipal Abelina López Rodríguez, son conscientes de la devastación porque no han acudido y la presencia policial es nula, pues se deja en manos del Ejército y la Guardia Nacional todo el control.

“Los saqueos no fueron por necesidad, fueron vandalismo. Vaciaron todo tiendas, supermercados, farmacias, todo. Las personas de más edad dicen que nunca, en toda la historia de Acapulco, se había visto una tragedia igual”, sostuvo.