Por qué los sustos a veces sí dan gusto.

Cada Octubre, las brujas sacan sus escobas, los vampiros sus colmillos y lxs niñxs sus calabazas o calaveritas para celebrar lo horroroso y lo extraño. La época de Halloween es grande para el cine de terror, pues como tal estas fechas son una oda al género en particular, cosa que solo sucede con las comedias románticas en San Valentín.

Sin embargo, este otoño es extraño en ese sentido. Porque fuera de celebrar a través de películas como Halloween–el clásico de 1978 de John Carpenter, sobre un asesino en serie a rienda suelta en plena Noche de Brujas–o El Extraño Mundo de Jack–la aclamada cinta de Tim Burton y Henry Selick de 1993 de stop motion, sobre un rey esqueleto de la tierra de Halloween, cuyo mayor anhelo es celebrar Navidad–, se cruzan dos grandes eventos de la cultura pop.

El primero es uno que, aunque siempre fue estorbo o acompañamiento a la fecha de los monstruos, debido a su cercanía con la otra festividad y por algunas temáticas similares, no había representado competencia para la maratón espantosa de Octubre. Hasta la llegada de Coco, el fenómeno animado de 2017 de Disney/Pixar, una cinta tan fiel a nuestra cultura y valores que mucha gente la considera la película más mexicana no hecha en México.

El segundo será el escalofriante estreno de The Eras Tour en cines por todo el mundo. Escalofriante para cintas como El exorcista: Creyente y Five Nights at Freddy’s, lanzadas al mercado el 6 y el 27 de octubre respectivamente. Porque el estreno de esta cinta hoy, la cual es una grabación de alta calidad del concierto colosal de la cantante y compositora Taylor Swift, promete generar más de 150 millones de dólares en su primer fin de semana. Tal anuncio empujó al equipo creativo detrás de Creyente a adelantar su estreno. Y aunque quizá Freddy, la adaptación cinematográfica de una popular franquicia de videojuegos creada en 2014, no le tema a la estrella pop, el poder de Taylor probablemente durará más de dos semanas, arrasando la taquilla cinematográfica.

¿Estará bien que el terror de fantasmas y asesinos conviva con la dulzura de Coco y el estrafalario espectáculo de Taylor Swift? Sea cual sea la distracción, ninguna está de más en los oscuros tiempos actuales. El conflicto israelí ya es lo suficientemente perturbador como para clavarnos en demasía en ello, y el regreso del frío y las gripes estacionales (incluidas el aborrecido Covid-19) necesitan de un contraste cálido. Está bueno tener catarsis con un buen grito en un cuarto oscuro, ya sea porque estamos brincando ante “Shake It Off”, porque nos agarra el monstruo por sorpresa o porque el final de Coco nos hizo llorar otra vez.

 

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