Hay muchos datos ocultos en las encuestas.

Demos un antecedente:

En el Estado de México las empresas demoscópicas dieron amplios márgenes de victoria a Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral aun en víspera electoral.

¿Por qué?

He aquí la versión de dos profesionales:

Los beneficiarios de los programas sociales, gran parte de los 11 millones de votantes en esa entidad, ocultaron su voto.

Otra vez: ¿Por qué?

Por temor a perder sus pensiones de madres solteras, de estudiantes, de ancianos, Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida y demás operadores electorales con recursos públicos.

Los sondeos daban ventaja hasta de 25 puntos a Delfina Gómez, pero al final apenas sacó ocho puntos a Alejandra del Moral pese al aparato de gobierno y Estado en contra.

LOS DESILUSIONADOS

He aquí parte de la revisión de esos datos ocultos.

Claudia Sheinbaum ha llegado a su tope, razón por la cual difícilmente subiría del 51 por ciento de tendencia rumbo a la elección presidencial del 2024.

Con otro elemento en contra:

Los encuestadores han sido contratados, y han cumplido con creces, para hacer su investigación en zonas donde hay impacto de los programas de apoyo pagados con nuestros impuestos.

Dicho de otra manera:

Ese fue el esquema dictado para valorar a las corcholatas, como ha documentado y denunciado perfectamente el equipo jurídico de Marcelo Ebrard comandado por Carlos Palacios.

Ella alcanza un elevado conocimiento entre la población, fruto de la publicidad gubernamental, pero en contraste Xóchitl Gálvez por no ser identificada por gran parte de la población.

Ahí está su gran posibilidad de crecimiento a medida del avance de la campaña y algo más: entre quienes simpatizan con ella están frustrados con el gobierno actual.

15 del 20 por ciento confesó estar desilusionados, para ser precisos.

¿Suficiente para ganar?

No, pero bien aprovechados, estos índices pueden ser un factor determinante para hacer crecer sus preferencias electorales e inclusive para auparla a la Presidencia.

RIESGOS EN MORENA

1.- Qué paradoja.

El Presidente cita las simpatías populares para decidir candidaturas, pero su partido choca precisamente con quienes cuentan con ese mérito.

Dos ejemplos ilustran.

En Puebla el puntero de todos los sondeos es Alejandro Armenta, pero no fue incluido por el Consejo Estatal de Morena y ahora espera la decisión nacional.

Trae un pleito casado con su primo Ignacio Mier, quien ya se promueve como el candidato a gobernador, pero para detener el enfrentamiento existen opciones.

Está el coordinador de Claudia Sheinbaum en la entidad, Julio Huerta, y si al final se opta por una mujer iría Olivia Salomón.

Y 2.- Otro fenómeno es Eduardo Ramírez, coordinador morenista en el Senado y con amplias simpatías entre verdes y priistas.

Hace seis años era puntero pero se le atravesó el entonces secretario de Educación, Aurelio Nuño, quien lo retó:

-De mi cuenta corre: no serás candidato en Chiapas.

En aquel tiempo el Verde era incondicional del PRI, pero Ramírez se refugió en Morena y ha concentrado simpatizantes para retar ahora al aparato de Estado.

“Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”… y se asoma la división.

EG

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