Ya sabemos:

 

El Presidente perdona, pero no olvida.

 

También sabemos por él:

 

Mi fuerte no es la venganza.

 

Pero Andrés Manuel López Obrador ha comenzado a analizar con tache los muchos nombres para candidatos a gobernadores de nueve entidades, si se considera como tal a la Ciudad de México.

 

Un asunto bastante difícil de aclarar porque puede generar el primer distanciamiento entre el Presidente y su amada abanderada, Claudia Sheinbaum.

 

Esta es la historia:

 

En julio pasado, cuando el entonces secretario de Seguridad Ciudadana comenzaba a promoverse y contrató un equipo de publicistas, el Presidente reunió a un grupo de interesados.

 

Rosa Icela Rodríguez primaba en las encuestas y López Obrador le dio su respaldo, pero a la vez giró la instrucción vía la jefa de Gobierno:

 

Omar debe contenerse.

 

García Harfuch lo entendió y frenó a sus publicistas, como informó Teléfono Rojo, seguro de no ser el preferido de Palacio Nacional para ir al Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

 

Pero…

  

RESERVAS SOBRE OMAR

  Claudia Sheinbaum recibió el dedazo disfrazado de encuesta y ella reclamó el derecho de impulsar un candidato competitivo por la capital de la República.

 

Revivió a Omar García Harfuch.

 

Hasta hace un par de semanas todo iba bien, mas el hijo de Javier García Paniagua y María Sorté impulsado por Claudia Sheinbaum fue ligado a la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa por el subsecretario Alejandro Encinas.

 

Los síndromes regresaron a López Obrador.

 

Hoy las dudas han tomado Palacio Nacional: ¿Un policía para la gran urbe o una mujer afín y cercana a López Obrador? ¿Una candidata mía o uno de Claudia Sheinbaum, ya dueña del bastón de mando de la 4T?

 

Resultado:

 

Ha iniciado una gran campaña mediática contra Omar García Harfuch.

 

No puede repetirse, dicen los duros del morenismo, la historia de Miguel Ángel Mancera, quien llegó montado en el buen gobierno de Marcelo Ebrard y quien no pudo reivindicar su mandato con un perredista en 2018.

 

No le extrañe más ataques furibundos contra García Garfuch, porque ahí puede darse el primer distanciamiento López-Sheinbaum y una salida inesperada en la Ciudad de México.

 

 

JUGÓ CONTRA MI EN 2006 

 Este cuadro capitalino se repite en los estados.

 

El filtro usado por Mario Delgado y Alfonso Durazo para analizar casi 300 aspirantes y dejar sólo cuatro en cada lugar, no es la palabra final.

 

Vea usted:

 

En Puebla hay un candidato muy popular, de la mayor aceptación y proyecto de gobierno, tiene un cuestionamiento presidencial:

 

-No puede ser él porque es gente de Mario Marín y fue parte de la maquinaria priista que jugó contra mí cuando fui candidato presidencial en 2006.

 

Esto abre espacios a quienes no se creía.

 

Pero más allá del ánimo presidencial, ¿quiénes participan?

 

El coordinador de los diputados federales morenistas, Ignacio Mier, presume su cercanía con López Obrador y ya se cree el consagrado del dios supremo.

 

Su principal competidor, competidor popular, es el senador Alejandro Armenta y un enfrentamiento entre primos abriría la puerta a otros prospectos como Julio Huerta, coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum en el estado.

 

O una mujer, Olivia Salomón.

 

Pero primero esperemos el resultado del ajuste de cuentas del 2006.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.