Padres y madres de Ayotzinapa precisan al Gobierno Federal sus exigencias sobre el acceso a documentos militares
Foto: Luis Valdés | El contingente se fue nutriendo con la suma de sindicalistas, estudiantes universitarios y ciudadanos.  

“Estamos enojados, y vamos a seguir siendo necios”, ese fue el mensaje que dió la señora Hilda Hernández, madre de uno de los 43 Normalistas de Ayotzinapa que este 26 de septiembre cumplieron 9 años de haber audio víctimas de Desaparición forzada en Iguala, Guerrero.

Pese a que se le notaba al borde del llanto, la señora Hilda fue la primera oradora del grupo de familiares de los estudiantes de la normal Isidro Burgos, que esta tarde-noche le enviaron un mensaje más que simbólico al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO): el Zócalo no solo le pertenece a él para sus mítines o el Grito de la Independencia, también es del pueblo y hoy, de unos padres que solo quieren saber qué fue de sus hijos.

Pero horas antes de arribar al templete instalado en la Plaza de la Constitución, justo frente al balcón principal de Palacio Nacional, la señora Hilda y 42 madres y padres más encabezaron una marcha que partió desde un Ángel de la Independencia rodeado de vallas metálicas al “corazón de México”.

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La movilización arrancó poco antes de las 5 de la tarde y avanzó por Paseo de la Reforma al ritmo que marcaron los padres de los jóvenes que hace 9 años fueron agredidos a tiros, perseguidos y desaparecidos por miembros de la delincuencia organizada que imperaba en la capital guerrerense en ese entonces.

En la nutrida marcha participaron estudiantes de distintas normales rurales del país, quienes detrás del silencio de los papás de los muchachos desaparecidos gritaban consignas cargadas de combatividad y reclamo “nunca se olvidará el color de la sangre”, “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “¡presentación con vida y castigo a los culpables!” Entre otras que se han vuelto las consignas más representativas en memoria de los 43 de Ayotzinapa.

A su avance por Reforma, luego por avenida Juárez y al final, en el Zócalo, el contingente se fue nutriendo con la suma de sindicalistas, estudiantes universitarios y ciudadanos en cuya memoria reciente está el ataque a los Normalistas que en 2014, la toma de autobuses para viajar a la Ciudad de México significó ser víctimas de la violencia de la delincuencia organizada.

Y pese a que algunos jóvenes encapuchados realizaron pintas y actos vandálicos como fue la destrucción del mobiliario de un conocido restaurante en la esquina de Reforma y Avenida Juárez, la tónica de la marcha fue la calma, pese a las consignas combativas de que recuerdan al socialismo y las ideas revolucionarias y de cambio social que se frecuentan en las normales rurales.

Y tal fue la calma colmada de enojo de los padres y participantes en la movilización que, una vez comenzado el mitin frente a Palacio Nacional, luego de que lanzaran dos petardos contra las vallas que rodean la sede del Ejecutivo la llamada la calma de uno de los familiares fue más que suficiente para que el evento continuara sin contratiempos.

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La señora Hilda habló y apoyada en un bastón debido a su mal estado de salud le respondió a AMLO que ella y los otros padres de los estudiantes continuarán siendo necios porque si hay alguien que sabe cuál fue el paradero de sus hijos en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 es el Ejército, mismo que monitoreo minuto a minuto la situación y que ahora no quiere entregar la información al respecto, pese auw el presidente López Obrador diga que ya lo hizo.

Y son tan necios que han señalado ya en 3 ocasiones en menos de 48 horas que el subsecretario de Derechos Humanos del Gobierno, Alejandro Encinas conoce y vio esa documentación.

LEO