Foto: Especial. Las chinches también se pueden alojar en tus electrodomésticos.

En esos artefactos electrónicos casi indispensables para tu día a día, ahora puedes encontrar chinches. Es decir, chinches en tus electrodomésticos. Sí: leíste bien. No basta ahora con que esos pequeñísimos insectos se metan entre almohadas, colchones, sábanas o sillones, sino que ahora han hallado nuevos espacios para resguardarse. Muy probablemente se deba a su condición de miniaturas en comparación con las ranuras por donde se entrometen que pueden caber en cualquier lugar. 

Es más que suficiente para esos animalitos si estos aparatos tienen una pequeña ranura. Sobre todo si estos se encuentran cerca de los espacios donde regularmente se alojan las chinches. Lo cual les permite extender su supervivencia, pues en estos lugares encuentran las condiciones propicias para sobrevivir y reproducirse en gran escala. 

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¿La principal razón del encanto por los electrodomésticos? Todo apunta a que es el calor y la variabilidad de escondites que, claro, impiden que podamos localizarlas y, por ende, acabar con ellas. A esto se suma su afición por moverse y salir por las noches, lo cual hace más complejo que podamos observarles: son diminutas y la luz no nos beneficia en absoluto.

Y, aunque parece una batalla perdida, no lo es, pues hay maneras en que podemos identificar si estamos siendo presas de una plaga de chinches. La primera señal de alerta es que, si ya hemos sido presas de una infestación, debemos buscar a detalle en los espacios con los que tuvimos contacto con nuestra ropa o cualquier objeto que tuvo en contacto con el objeto infestado.

Sumado a lo anterior, existen algunas señales que no debemos pasar por alto:

  • Manchas de excremento o sangre: estas máculas son oscuras, del tamaño de un punto, en el caso de las secreciones. Para la sangre, son pequeños rastros: las chinches se alimentan de sangre y van dejando, sin intención, ese rastro que permite su persecución o identificar su presencia.
  • Huevos: son pequeños huevecillos de 1 milímetro, de color amarillo. Sabremos que estuvieron o están ahí cuando observemos estas formas de vida en algún aparato.
  • Exoesqueletos: al cambiar de piel, van dejando estas pieles muertas como rastro de su presencia. También son muy pequeños, pero altamente identificables.