Esta historia comenzó con una mentira presidencial.

 

López Obrador desprestigió a Xóchitl Gálvez al acusarla de pretender terminar con las pensiones, en especial la de adultos mayores.

 

Ella lo desmintió, se amparó, un juez reclamó a Palacio Nacional, pero la decisión fue violada.

 

A partir de entonces la hidalguense creció, ya es formal coordinadora del Frente Amplio por México (FAM) y segura candidata opositora presidencial en 2024.

 

Tras ese capítulo cerrado seguirá la conclusión de otro.

 

Hoy debe terminarse la encuesta ordenada por el oficialismo para ungir -¿a Claudia, al puntero Marcelo o al sorprendente Adán Augusto?- y el abstruso procedimiento para disfrazar el dedazo previsible.

 

A la medianoche concluye la mala y lamentable operación de apoyo ciudadano para saber quién de las seis corcholatas – ¿Adán Augusto, Claudia, Marcelo, Ricardo? (Gerardo y Manuel no cuentan)- tiene más simpatías.

 LOS TRES CULPABLES

 Aquí viene la duda:

 

¿De quién fue el error, del método impuesto con corsé por Palacio Nacional o de sus dos cuestionados operadores partidistas, Mario Delgado y Alfonso Durazo?

 

La lógica repartiría culpas iguales porque el saldo no es favorable, aunque pretendan envolverlos en discursos de democracia y la falsedad del dedazo desaparecido.

 

El fatal desarrollo de hechos obligó al partido de Estado (Morena) a retirar a la presidenta de la Comisión Nacional de Encuestas interna, Ivonne Cisneros, y a asumir la conducción a Delgado y Durazo.

 

Ella y ellos tienen la obligación de dar fe de los 12 mil 500 cuestionarios aplicados -hasta ayer 80%, al decir de Delgado-, pero no certificados por representantes de las seis corcholatas.

 

Prácticamente en todo el país hubo inconsistencias, irregularidades como la ausencia de encuestadores u operación de éstos sin la presencia de los seis aspirantes nominados e impulsados desde la Presidencia.

 

Marcelo Ebrard y su voz y ojos ante Morena (Carlos Palacios, operador jurídico y asesor de Malú Micher y Martha Delgado) fue quien documentó más anomalías y delitos, que fueron subestimados tanto por Morena como por el INE de Guadalupe Taddei.

 

FENÓMENO XÓCHITL

 Otro fenómeno alteró el proceso.

 

La aparición de Xóchitl Gálvez, quien dio vida a la oposición y ahora debe ser tomada en cuenta para el dedazo presidencial.

 

López Obrador tendrá hoy a la medianoche las encuestas y durante martes y miércoles deberá ponderar varios factores, entre ellos quién puede enfrentar a una hidalguense de carácter acerado y lucidez de Bolonia.

 

Porque a su crítica no escaparán hechos como los sabatinos de Zacatlán de las Manzanas, Puebla, donde el alcalde José Márquez mandó a empleados municipales armados y policías para impedir la presencia de representantes de Marcelo Ebrard.

 

La ciudadanía tampoco debiera dejar pasar la guerra de encuestas –“la mayoría nos da la victoria”, presume Claudia Sheinbaum– realizadas por encomienda a empresarios debidamente contratados y mejor pagados, quién sabe si desde el Gobierno.

 

Hasta ayer había hermetismo sobre las tendencias de la encuesta, pero Pío López Obrador seguramente tiene acceso a ellas y con esa base declaró puntero a Marcelo Ebrard, su favorito.

 

Pero, no lo olvide usted, ahí viene Adán Augusto López con paso firme. 

 

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