México tiene una relación comercial muy desaprovechada y esa es con América del Norte.

¿Pero cómo? Dirán no pocos cuando México es el segundo socio comercial de los Estados Unidos y durante 2022 el 78% de las exportaciones mexicanas se destinaron precisamente a ese país.

Lo evidente parece que es con el resto del mundo que México desaprovecha la amplia red de tratados comerciales que tiene para vender sus productos.

Pero resulta que el mayor desaprovechamiento que tiene nuestro país en su privilegiada relación con los dos países del norte es en materia energética.

Durante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que dio como resultado el acuerdo que llamamos T-MEC, se abrió una oportunidad única para establecer una alianza energética entre los tres países.

Pero fue justamente cuando el carisma asaltó las preferencias electorales mexicanas y llegó al poder Andrés Manuel López Obrador con aquellas ideas de mediados del Siglo XX de regresar al país a un esquema de monopolios estatales en el sector energético.

La corta visión de apropiarse de este componente industrial se convirtió de inmediato en un cuello de botella para el crecimiento económico.

Primero, porque de manera arbitraria y hasta tramposa el régimen lopezobradorista echó para atrás partes esenciales de la reforma constitucional en materia energética del sexenio anterior que había sido bien aceptada en la industria energética como viable para potenciar a ese sector.

Los efectos en la confianza de los inversionistas fueron evidentes, por lo absurdo de la reestatización y por las formas violatorias de la Constitución de hacer cumplir la voluntad presidencial.

Estados Unidos y Canadá sí consolidaron una alianza energética que México rechazó y como en muchas otras decisiones de este gobierno, las consecuencias se han visto con el tiempo.

China resulta insostenible para muchas empresas estadounidenses como destino manufacturero, pero México resulta cuestionable como dirección de sus inversiones, entre otras cosas, por la falta de garantías de contar con energéticos suficientes.

Las empresas se habían encadenado muy bien con los esquemas de autogeneración de energía eléctrica pero el régimen de López Obrador vino a estropearlo todo y hoy no existe garantía de la cantidad y la calidad del suministro eléctrico por parte de la Comisión Federal de Electricidad.

Con decretos y trampas legales esta administración ha bloqueado inversiones privadas en el sector extractivo y Pemex, quebrado y obsesionado con Dos Bocas, no ha sido capaz de garantizar el suministro de gas a muchas regiones a las que no hay manera de atraer inversiones si no tienen energéticos, como en la zona del istmo de Tehuantepec.

Si México hoy fuera parte del acuerdo energético de Norteamérica y se diera la misma libertad comercial y de inversión que se da a otros sectores productivos, es un hecho que la calidad del crecimiento económico hoy sería otro en el país.

Pero no, el régimen todavía cree que el petróleo es un símbolo patrio y peor que eso, cree que la electricidad es un emblema nacional, cuando es un simple producto industrial.

Por eso, el acuerdo más desaprovechado que México tiene con el mundo es el de América del Norte, porque está lastrado por el pensamiento anacrónico y autoritario de quien lo gobierna.

 

    @campossuarez