Mientras la huelga de escritores continúa, las series nominadas nos muestran qué tan importantes son las grandes historias.

Si algo nos revelan los premios Emmy de este año es que vaya que hubo buena televisión.

En la categoría de drama, gigantes como The White Lotus (la sátira de gente rica en un hotel de lujo), The Last of Us (la mejor adaptación de un videojuego de la serie) y House of the Dragon (la precuela de la franquicia de Game of Thrones que recuperó la confianza del público) fueron nominadas. Sin embargo, las estrellas de esta categoría son Better Call Saul, la serie sobre el truculento abogado del universo de Breaking Bad, con una espectacular temporada final que la cimentó como una de las mejores series dramáticas (a la par o arriba de su antecesora); y Succession, la tragedia y comedia sobre una familia buscando la empresa de su padre, cuyo final será debatido y analizado por muchos años. Qué desgracia que Saul y Succession estén en la terna una contra la otra, porque no hay forma de parar al monstruo corporativo. Sus tres temporadas anteriores arrasaron con los premios, y sería una grosería no repetir la historia con tal séquito de capítulos finales. La competencia estará más entre la misma serie que otra cosa, sobre todo en las categorías de actor de reparto, donde compiten con varias estrellas de The White Lotus.

En la parte de comedia, Abbot Elementary (sobre una escuela y sus maestrxs) , The Bear (sobre un chef de alta cocina renovando una fonda de sándwiches) y Barry (sobre un asesino en serie con ganas de ser actor) son las más fuertes. No entiendo cómo una serie tan oscura como The Bear está en comedia, pero Barry debería de decir adiós con firmeza. Aunque The Bear también podría llevarse los galardones por su compleja historia y personajes.

En cuanto a miniseries se refiere, la manzana de la discordia es Obi-Wan Kenobi, la precuela del icónico personaje de la saga de Star Wars, que ni tan buena estaba. Aquí la obvia ganadora es la gigante, enigmática e impresionante oda a la ira: Beef. Es difícil imaginarse a cualquier otra de las nominadas como vencedora, porque sería totalmente injusto. A diferencia de otras categorías, donde la excelencia es discutible y sería difícil hacer berrinche, acá la diferencia en calidad sí es palpable.

Así, los premios Emmy nos demuestran cuán importante es tener productos de televisión de calidad, y el gran trabajo de lxs escritores para traer historias brillantes a la luz. Es importante recordar el significado que grandes series tienen en nuestras vidas, particularmente a raíz de la huelga de escritores de Hollywood y de las condiciones injustas por las cuales están en protesta.

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