A pesar del silencioso temor que permea en la cultura, es innegable que la tecnología se ha convertido en un factor fundamental para impulsar la inclusión social, el desarrollo económico, entre otros ámbitos. A lo largo de los años, la innovación tecnológica ha abierto nuevas oportunidades a la humanidad, que le han permitido superar un sinfín de barreras y aunque actualmente la Inteligencia Artificial (IA) representa un cambio de paradigma, surge una pregunta recurrente: ¿debe regularse?

En ese sentido, quisiera destacar un reciente, pero significativo avance en materia de regulación de la IA en la Unión Europea (UE). En abril de 2021, la Comisión Europea presentó un proyecto de ley, con el fin de garantizar el desarrollo y la correcta utilización de la IA. Esta iniciativa representa un esfuerzo sin precedentes, para establecer un marco normativo y jurídico común en la región. Hasta el momento, el Parlamento ha dado su aprobación, lo que ha allanado el camino para las negociaciones con los Estados miembros y la Comisión con respecto a su legalización.

Se trata del primer proyecto de este tipo en el mundo y es parte integral de la estrategia digital de la UE. De modo que su implementación tiene como objetivo crear un entorno seguro y eficiente para el desarrollo y uso de la IA, con el potencial de generar beneficios significativos en áreas clave como la asistencia sanitaria, el transporte, la manufactura y la energía. Cabe señalar que la iniciativa busca garantizar el correcto funcionamiento del mercado único, fomentar el desarrollo de sistemas confiables y evitar la fragmentación del mercado.

Asimismo, es importante destacar que a nivel global, la regulación de la IA varía. Mientras que Estados Unidos ha adoptado un enfoque de menor intervención, centrando sus esfuerzos en fomentar inversiones y el desarrollo de la Inteligencia Artificial, el Reino Unido está trabajando en su propia iniciativa. Sin embargo, si el proyecto normativo se concreta, la UE se convertirá en la primera región en contar con un marco regulatorio vigente en torno a la IA.

A su vez, dicho marco propuesto se basa en un sistema de categorización que evalúa el nivel de riesgo de las plataformas de IA, donde se establecen cuatro niveles de riesgo: mínimo, limitado, alto e inaceptable. Cabe resaltar que cada nivel conlleva regulaciones distintas, desde requisitos mínimos de transparencia hasta prohibiciones completas.

No obstante, aunque el proyecto de ley ha sido aprobado por el Parlamento Europeo, aún queda un camino por recorrer. Las negociaciones con los Estados miembros y la Comisión serán necesarias para finalizar el proceso de legalización.

Es probable que a medida que las negociaciones continúen, se realicen modificaciones en las condiciones, requisitos y obligaciones establecidos en la ley de IA. No obstante, su aprobación final marcará un hito histórico en el desarrollo y regulación de la inteligencia artificial, y sentará precedentes para futuras legislaciones en todo el mundo.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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