No es de extrañar que las reflexiones y cuestionamientos que esboza Ece Temelkuran en su libro Juntos, nos resulten por demás vigentes, pues a pesar de que se estimaban nuevos cambios a los ojos del mundo, parece ser que en medio de la polarización política y la inminente erosión de la democracia, “el planeta está a punto de dar a luz a lo nuevo”. Esto último, me parece, se vislumbra concretamente en las elecciones en Turquía y España, las cuales han despertado nuevas expectativas en lo que respecta al panorama internacional.

En ese orden, si nos abocamos a hacer una autopsia de las elecciones en Turquía, podremos ver que si bien se esperaba una posible derrota de Erdogan, considero que desde la segunda vuelta, ya se anticipaba su triunfo; lo cual no sólo ocasionó que la oposición, liderada por Kilicdaroglu, experimentará un debilitamiento, sino también una serie de críticas y una sensación de desaliento en la sociedad.

No obstante, es importante recordar que los cambios políticos y sociales no se producen de la noche a la mañana. La revolución francesa es un ejemplo de ello. Por tanto, hay que tener en cuenta que, aunque se trató de una derrota, ésta se produjo con tan sólo un margen de 4.28%.

A su vez, cabe señalar que la elección fue seguida de cerca por sus aliados en la OTAN, quienes a menudo han percibido a Erdogan como un socio complejo a efecto de su retórica antioccidental. Sin embargo, a pesar de contar con un número considerable de seguidores, se prevé que el país sufra al menos cinco años más de deterioro institucional, lo que inevitablemente se traducirá en un cambio en el panorama sociopolítico y, planteará nuevos retos y coyunturas internacionales.

Por otra parte, también debemos considerar los comicios en España, un país con una democracia más consolidada, pero que enfrenta atrasos sociales y una política altamente pluralizada; donde los españoles han manifestado su descontento con el Gobierno de Pedro Sánchez al otorgar la victoria al PP, lo que podría indicar un cambio electoral en las próximas elecciones generales, que al haber sido adelantadas, han levantado preocupaciones por un posible eclipsamiento de la Presidencia española en el Consejo de la UE, aunado a su próxima Cumbre con la CELAC.

En tales circunstancias, mientras el mundo se enfrenta a nuevos retos y coyunturas internacionales, las elecciones en Turquía y España nos brindan importantes reflexiones sobre el fracaso, el cambio político y el desazón de una oposición que poco a poco se fortalecía. Debido a que si bien, por ejemplo, la victoria de Erdogan consolida su estatus como el líder con más tiempo en el cargo en la historia del país, su gobierno enfrentará grandes desafíos en medio de una inflación desenfrenada y una aguda crisis de coste de vida.

Es evidente que tomará más tiempo para alcanzar los cambios deseados. No obstante, si bien hoy en día presenciamos el resquebrajamiento de lo viejo, Temelkuran no erró al afirmar que la respuesta a ello no reside en negar las diferencias o en buscar una falsa armonía, sino en aprender a vivir juntos en medio de la diversidad y el disenso.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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