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La undécima jornada de protestas contra la reforma de las pensiones del presidente francés Emmanuel Macron estuvo marcada este jueves por un menor número de manifestantes y nuevos incidentes, días antes de una decisión clave sobre su futuro.

El Consejo Constitucional debe pronunciarse el 14 de abril sobre la validez o no de la reforma y sobre un referéndum planteado por la oposición de izquierda sobre la edad de jubilación, dos decisiones que marcarán los próximos pasos de un conflicto social enquistado.

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“Tenemos la impresión de que estamos frente a un gobierno sordo (…), de que a Emmanuel Macron no le interesa en absoluto lo que pasa en su propio país”, dijo a AFP Elise Bouillon, una estudiante de Urbanismo, quien protestó en París contra una reforma “injusta y brutal”.

Pese al rechazo de los sindicatos y de dos de cada tres franceses, según los sondeos, el gobierno se niega a retirar su reforma que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.

Símbolo del descontento, una bengala lanzada en un choque entre un grupo de manifestantes radicales y las fuerzas de seguridad incendió una parte del toldo del restaurante La Rotonde de París, un lugar apreciado por el presidente Macron, antes de la rápida intervención de los bomberos, constató un periodista de AFP.

Para aumentar la presión sobre los “sabios” constitucionales, los sindicatos convocaron nuevas protestas para el 13 de abril, tras sacar a las calles este jueves a 570.000 personas en Francia, según el ministerio del Interior, y “casi dos millones” según las centrales sindicales.

La participación ha caído gradualmente desde el 7 de marzo, cuando se manifestaron entre 1,28 millones y 3,5 millones de personas, según sendas fuentes.

La jornada de este jueves era un “momento intermedio”, en palabras al medio France Info del politólogo Dominique Andolfatto, ya que todas las partes campan en sus posiciones a la espera de la decisión del Consejo Constitucional, y los sindicatos intentan mantener viva la contestación.

Liceos y universidades bloqueados, algunos trenes anulados, una frecuencia en el transporte público de París “casi normal”, bloqueos temporales de acceso a ciudades como Rennes, breve invasión de la sede del gestor de activos BlackRock… Las acciones de protesta fueron múltiples.

111 detenidos

Las manifestaciones se suceden desde enero, cuando el gobierno presentó su impopular reforma, pero estas se radicalizaron el 16 de marzo después que el presidente liberal decidiera adoptarla por decreto, al temer una derrota en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta.

Las autoridades, en el punto de mira de los grupos de derechos humanos e incluso del Consejo de Europa por la actuación policial, desplegaron este jueves 11.500 agentes en Francia. Según el ministerio del Interior, hubo 111 detenidos y 154 miembros de las fuerzas de seguridad heridos en las protestas.

Todas las miradas están puestas ahora en el Consejo Constitucional para ver cómo salir de un conflicto que beneficia, según los observadores, a la líder ultraderechista Marine Le Pen.

Un sondeo de Elabe indicó el miércoles que si se celebrara ahora una elección presidencial, Le Pen, principal rival de Macron en 2017 y 2022, se impondría a este en el balotaje por 10 puntos de ventaja.

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El líder del sindicato moderado CFDT, Laurent Berger, responsabilizó de la situación al presidente, a quien advirtió de la “crisis democrática” que se vive y del “riesgo de ascenso de la extrema derecha”.

Pero el entorno del mandatario de 45 años rechazó ese análisis y subrayó que la reforma formaba parte del programa con el que logró su reelección en 2022.

El gobierno defiende que elevar una de las edades de jubilación más bajas de Europa evitaría un futuro déficit en la caja de las pensiones, pero sus opositores consideran que castiga más a las mujeres con hijos y a quienes empezaron a trabajar muy jóvenes.

LDAV