El Departamento de Estado de EU aseguró que existe incapacidad y falta de coordinación del Instituto Nacional de Migración (INM), que reflejan los malos tratos a migrantes y refugiados en México, situación que toma relevancia tras el incendio en un centro de migración en Ciudad Juárez, México, que dejó al menos 40 personas fallecidas.
“Los obstáculos para acceder a la protección internacional estaban más relacionados con las limitaciones de capacidad y la falta de coordinación entre los organismos pertinentes (INM)”, indica el informe sobre derechos humanos a nivel mundial del 20 de marzo de 2023.
De acuerdo con el texto publicado en este informe, la prensa, organizaciones internacionales y ONG informaron de ataques y victimización de migrantes por parte de grupos delictivos, mientras que en algunos casos, sufrieron estas situación por parte de la Policía, funcionarios de inmigración y funcionarios de aduanas, incluso en fronteras terrestres y aeropuertos.
Además, hubo numerosos casos de extorsión, amenazas o secuestro de solicitantes de asilo y otros migrantes por parte de grupos delictivos armados. “En muchas partes del país, las organizaciones dedicadas al tráfico de personas ejercían un poder considerable, y los medios de comunicación denunciaron la frecuente connivencia entre las autoridades locales”, indica este documento.
No solo eso, también existieron informes fidedignos de violencia de género contra migrantes dentro y a través del país o sobre solicitantes de asilo reconocidos a los que se negó la circulación y que fueron detenidos por las autoridades de migración.
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Grupos de la sociedad civil informaron de que las autoridades de migración no proporcionaban información sobre el acceso a la solicitud de asilo y regularización migratoria y, en algunos casos, animaban a los migrantes a aceptar el retorno voluntario a sus países de origen.
El reporte también recuerda que, en junio, el Mecanismo de Prevención de la Tortura (MNPT) recibió un informe de la organización Asylum Access que indicaba que un migrante hondureño fue torturado por agentes de inmigración y de la Guardia Nacional en una estación migratoria en Piedras Negras, Coahuila.