La serie de HBO, estrenando su última temporada este domingo, nos habla de lo terriblemente humanas que son las figuras de poder.

Se nos acabó The Last of Us, otra de las grandes series de HBO que ha capturado la imaginación y el corazón de la audiencia, tras los éxitos como la segunda temporada de The White Lotus y el poder de House of the Dragon. Ahora, para llenar ese vacío, la productora torna nuevamente el foco en la sátira de la élite, con una serie absurda, triste y devastadora. Succession, creada por Jesse Armstrong en 2019, nos narra la historia de la familia Roy, una triada de hermanos cuya sed de poder los hace traicionarse los unos a los otros con tal de quedarse con la empresa de su despiadado y manipulador padre, Logan Roy, dueño de uno de los conglomerados de entretenimiento más poderosos del mundo.

Con una audiencia de 1.7 millones de espectadores tras el estreno del final de la temporada 3 a finales de 2021, la gente ha quedado a la expectativa de cómo continuaría la historia. Resultó, por decisión creativa de Armstrong, que el siguiente vistazo hacia las maquinaciones de los Roy será el último: el 26 de marzo estrenará la cuarta y última temporada de la serie. ¿Pero por qué este programa se ha vuelto otra joya dentro de la gran corona de producciones de la cadena televisiva?

Succession te hace empatizar con millonarios y nunca hacer que te caigan bien”. Esto menciona el artículo de la publicación Vox al relatar las 5 razones por las cuales esta historia ha atrapado a la audiencia desde su estreno. Como espectador, es fácil sentirse en conflicto: todos los personajes son terribles, pero por alguna razón no puedes evitar ver su humanidad. Sucede como al ver The Boys, otra sátira a los medios y a la corrupción de poder, cuyos ingredientes para atrapar al público son similares: seres poderosos haciendo cosas atroces, humor negro por docenas y personajes odiosos en su epicentro. A diferencia de aquella serie de Amazon, aquí no tenemos personas naturalmente buenas o malas: todas, en esencia, son terribles, más sus momentos vulnerables, así como su forma de abusar del poder, ponen las alianzas del espectador constantemente en jaque. Este un juego de ajedrez en donde los contrincantes son todos arrogantes y traidores, pero en diversas formas.

Claro, el glamour de las diversas locaciones a donde van los Roy—entre ellas suites impresionantes en Nueva York, espectaculares villas en la Toscana, así como increíbles paisajes en las regiones de Escocia, Londres y Turquía—apantallan. La extravagancia siempre vende, a juzgar por reality shows como Las Kardashian o los exitosos paisajes de The White Lotus. Sin embargo, los personajes, así como su tragedia envuelta entre tanta sátira, convierten a la serie también en un excelente drama familiar, al estilo de programas de televisión como Empire—la lucha por el poder en la industria discográfica— o Dallas—familia peleándose por la industria petrolera del padre— la más obvia referencia.

Su originalidad recae, sin embargo, en el meticuloso guión, capaz de hacernos reír sin olvidarnos de la tristeza y momentos incómodos que hacen a esta serie brillar, además de tomar el mundo contemporáneo como su más sagaz referencia.

Se sentirá muy extraño dejar de ver a los Roy insultarse por horas. Pero el mejor momento para dejar la playa es antes del huracán, y Succession, si mantiene su calidad, se irá volando alto.

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