En París, la ciudad más visitada del mundo, los turistas deben esquivar la basura amontonada en sus lugares icónicos por una huelga de los recolectores contra una impopular reforma de las pensiones.
“Nunca he visto esto”, dice una canadiense asombrada.
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A orillas del río Sena, los desechos obstaculizan la vista de Notre Dame. Los turistas desean contemplar la torre Eiffel desde la impresionante explanada de Trocadero, pero cuando salen del metro, primero deben recorrer un muro de sacos de plástico.
La Ciudad Luz, que recibió en 2022 unos 34.5 millones de turistas, registra un importante descontento social contra una reforma promovida por el presidente liberal Emmanuel Macron, a la que se oponen dos de cada tres franceses.
Para obligar al gobierno a dar marcha atrás, los sindicatos recrudecieron la semana pasada sus acciones con huelgas prorrogables en sectores clave como energía y transportes, después de haber organizado manifestaciones masivas.
Los empleados municipales de recolección de basuras empezaron hace más de una semana su paro, que afecta a la mitad de la capital y decidieron prolongarlo hasta el 20 de marzo. En total, 6 mil 600 toneladas de basura se acumulan en las calles, un volumen que aumenta cada día.
JC