Una vez que sonaron las 12 campanadas, concluyó un año e inició otro renovado. Después del último minuto del pasado 31 de diciembre, comenzó un 2023 colmado de desafíos complejos y transversales. En estas fechas de júbilo, es preciso reflexionar sobre la situación actual de México y del resto del orbe.

En el plano local, la inseguridad se ha posicionado como el tema más alarmante de la agenda nacional. La estrategia implementada para atender dicho asunto no ha surtido los resultados esperados; sin duda, ésta supone un esfuerzo coordinado entre las autoridades de los gobiernos federal y local para combatir el actuar criminal.

Asimismo, el clima de violencia generalizada ha penetrado con fuerza en la vida de millones de mexicanos y se ha normalizado en distintas esferas de la vida pública, desde el discurso —materializado en descalificaciones incendiarias, protestas agitadas y ataques de odio— hasta el asesinato cotidiano a manos de grupos delincuenciales.

La violencia es un síntoma de una sociedad enfermiza y dividida, así como del debilitamiento de nuestro marco legal e institucional en materia de seguridad e impartición de justicia. Hoy, en un contexto de polarización y guerra lo que se requiere es un llamado firme a la pacificación y reconciliación en  múltiples frentes.

Este año, el panorama político estará dominado por el proceso electoral en Estado de México y Coahuila, al igual que por la sucesión presidencial, los “autodestapes” en todos los espectros, los presuntos actos anticipados de campaña y los posibles aspirantes a ocupar los cargos de elección popular.

Por otro lado, habrá que estar atentos al papel que adoptará el bloque de oposición y la narrativa que articulará al presidencial. ¿Logrará elegir a un candidato de unidad con miras a 2024? Se ha hecho hincapié en la formación de cuadros con altura de miras al interior de los partidos.

En México y el mundo se advierte un entorno de descontento social hacia el entramado del Estado. Ésto ha motivado el deterioro y la erosión de las instituciones, reglas del juego que brindan certeza y estabilidad.

El terreno económico también fue objeto de preocupación en los meses recientes, derivado del aumento sostenido de los precios y de la desaceleración a nivel global. La espiral inflacionaria inyectó tensión e incertidumbre en los mercados, lo cual ha conducido a los analistas a modificar sus pronósticos de crecimiento para 2023.

En el escenario internacional y geopolítico observaremos la interacción de las principales potencias: por un lado, China y Rusia y, por otra parte, Estados Unidos y sus aliados —cada vez con menor fuerza en una América Latina vertebrada por los movimientos de izquierda—.

Aprovecho este espacio para expresar mis felicitaciones a la ministra Norma Lucía Piña Hernández, quien presidirá la SCJN por los próximos cuatro años. ¡Enhorabuena!

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

 

Consultor y profesor universitario

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