La presión aumenta sobre los países ricos para financiar las iniciativas de protección de la biodiversidad de los países en desarrollo, que reclaman un fondo para implementar el “pacto de paz con la naturaleza” que se negocia en Montreal.

La “movilización de recursos”, como la denominan los participantes en la 15º Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, está omnipresente en las conversaciones que buscan delinear un acuerdo lo suficientemente ambicioso para detener la destrucción de recursos naturales y especies para 2030.

Para lograrlo, 193 países debaten en detalle desde el 3 de diciembre una veintena de objetivos para salvar los ecosistemas: proteger el 30% de las tierras y los mares, reducir los pesticidas, restaurar 20% o 30% de los suelos degradados, entre otros.

Pero el consenso sobre la medida exacta de estas ambiciones se ve lejano si no se establecen las vías para cubrir las necesidades financieras para alcanzarlas, estimadas entre 200 mil y 700 mil millones de dólares.

Docenas de países, encabezados por Brasil, India, Indonesia y África, piden al unísono “subsidios financieros de al menos 100 mil millones de dólares al año, o el 1% del PIB mundial hasta 2030″. La cifra representa diez veces más de las ayudas actuales.

Por cubrir estas sumas, los países del sur quieren comprometer la creación de un nuevo fondo mundial para la biodiversidad.

“El contexto actual es mucho más favorable”, apuntó el martes el copresidente de las negociaciones, Basile Van Havre, tras la obtención en noviembre de un fondo destinado a compensar los daños climáticos que sufren los países pobres en la COP27 del clima, en Egipto.

No solo dinero público 

Crear un nuevo fondo mundial de biodiversidad sería menos eficaz que reformar los mecanismos financieros ya existentes, estimó este martes el ministro de Ambiente canadiense, Steven Guilbeault. Su posición refleja el consenso entre los países ricos sobre la cuestión.

“Los países del Norte entienden que la ambición debe estar acompañada de recursos financieros” y “han entendido la necesidad de tener acceso a fuentes de financiamiento que sean transparentes, predecibles y accesibles”, aseguró durante una conferencia de prensa.

Pero “crear un nuevo fondo podría llevar años, y durante esos años, los países del Sur no estarían recibiendo ningún dinero de ese fondo”, advirtió.

El ministro francés recordó los siete años que llevó implementar el actual Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el principal mecanismo actual para la biodiversidad.

“Así que creo que sería mejor usar los fondos existentes” mientras se aplican reformas que hagan que el dinero sea más accesible, agregó.

“Por otro lado, tenemos que estar de acuerdo en que no puede ser sólo dinero público”, declaró, invitando a “mirar todas las fuentes de financiación”: privadas, filantrópicas y públicas, así como “el Banco Mundial, el FMI y otros bancos de desarrollo”.

LEG