Lo que parecía una película de Hollywood, algo imposible o algo muy lejano y remoto en el tiempo, parece una realidad. Occidente comienza a tener serias sospechas de que Vladimiro Putin no descarta una respuesta “nuclear”. Además, parece ser que se trata de una cuestión de tiempo y que, incluso, podría ser más temprano que tarde.

Vladimiro Putin está más acorralado que nunca. Las bajas son ingentes; sobrepasan ya los 45 mil efectivos. Cada muerto que suma engrosa una lista que le hace mucho más impopular. Pero además los 300 mil reservistas que están a punto de ir a la guerra no saben manejar un arma, mucho menos las actuales y sofisticadas. Muchos de ellos van a morir, van a ser mártires inocentes de una causa en la que no tienen nada que ver. Todo eso Vladimiro Putin lo sabe y le da igual con tal de aferrarse al poder. Y todo este reguero de cadáveres que volverán en féretros, lo único que hace es golpear aún más la figura del “zar” ruso.

Pero además sabe de las disidencias entre algunos miembros del ejército; incluso, entre algunos empresarios rusos cercanos a Putin que están sufriendo en carne propia las sanciones económicas que les ha impuesto la Comunidad Internacional. Nada de esto le ayuda a Putin como tampoco el hecho de la gran cantidad de armamento sofisticado que ha conseguido Ucrania por parte de la OTAN encabezada por Estados Unidos.

Tiene casi todas las cartas de la baraja en contra. Todas salvo el gas y el petróleo ruso. El primero es fundamental para que Europa no pase frío este invierno. Algo que seguramente no será posible. Los europeos tendremos que acostumbrarnos a unas duras etapas invernales. Putin cerró los grifos del gas a Europa.

Con tantos aspectos negativos ya existe la posibilidad de lanzar una bomba nuclear en territorio ucraniano. Ya lo ha dicho el propio presidente Biden y otros homólogos europeos. Es un hecho que puede ser perfectamente real. Jamás Vladimiro Putin había estado tan acorralado. Si pudo haber tenido un resquicio de razón cuando comenzó la invasión, aduciendo que tenía al enemigo en casa tocándole sus puertas, se ha convertido en una persona que lucha contra todo el mundo. Putin tiene mucho poder, es una de las personas más poderosas del planeta. Pero como en la vida, nada es para siempre. Grandes torres han caído y al final no pasa nada, nunca pasa nada. Por eso tampoco es imposible una caída de Putin, pero eso sí; se trataría de un león herido que moriría matando.

Tenemos que ser muy conscientes de lo cerca que estamos de una guerra nunca antes conocida. Ser conscientes y estar preparados. Un conflicto de esas características cambiaría por completo la manera de entender cómo vivimos y cómo deberíamos empezar a vivir.

 

    @pelaez_alberto