Una cosa es disfrazarse, ponerse casco y chaleco para fingir que eres minero y otra es abrir la boca y evidenciar lo que todos sabemos: que nunca ha sido  minero y que se robó la Secretaría General del Sindicato Minero porque pensó que era su herencia.

Pues esa es la historia de Napillo, nomás habla y luego, luego, sale alguien a pedirle que se calle, tal como pasó en el Senado, que no es la primera vez que sucede, constantemente los mineros le exigimos deje de decir mentiras.

Hay días que a Napillo se le suelta la lengua y da cátedra de incapacidad e ineptitud de su parte. Tristemente para México y para los  mineros, la cosa es grave, el senador de Morena propone una reforma a Ley Minera que intenta  crear crisis económica y laboral al sector que aporta más de 2 millones de empleos.

Su principal propuesta de reforma se basa en la venganza a los empresarios que lo exhibieron por robar 55 millones de dólares a sus agremiados y, de paso, busca castigar al gremio que le levantó más de 11 mil denuncias por tal desfalco. No se explica, cómo exige limitar concesiones a 15 años, cuando se necesita ese tiempo para hacer exploraciones y determinar si son productivas y viables.

Hay que avisarle a Napillo que las empresas también realizan inversiones en la estructura, planeación y adecuación de la mina para poder trabajarla y para garantizar las condiciones de seguridad e higiene, proceso que evidentemente lleva varios años. A estas alturas hay que aclararle a Napillo que lo más importante de la minería no son las cuotas sindicales, sino las vidas humanas y que accidentes como el de Pasta de Conchos no deben ocurrir.

Otra adecuación, que quiere imponer, es la prohibición para heredar las concesiones, argumentando una supuesta “realeza de la minería”, pero con qué cara o autoridad moral se pronuncia en ese sentido, si heredó la Secretaría General del Sindicato Minero violando  estatutos y la democracia sindical.

Una de dos, o Napillo toma unas clases con calidad  acerca de minería o bien, como le dijeron, que permanezca callado. Por simple lógica, los números no dan, ¿qué empresa va a apostar por la minería, la preservación de empleos y la creación de nuevas fuentes de trabajo, cuando pretenden arrebatarle la concesión aun cuando la mina no empieza a operar o  a meses de la apertura? La respuesta es ninguna. ¿Cuándo recuperarán lo invertido? Nunca.

Es más evidente que la relación de Gómez Urrutia con los obreros es un disfraz más. Napito no solo se desentiende de la atención médica que reciben sus agremiados y sus familias en el IMSS; la semana pasada se dio a conocer que él es de la clase privilegiada que recibe atención médica especializada en otro tipo de hospitales tanto públicos como privados, en el IMSS, ni de chiste.

Que  le avisen que una de las obligaciones como líderes sindicales es defender el empleo y mejorar las condiciones de vida de los mineros, es claro, su permanencia en el sindicato no tiene razón de ser.

Él no piensa en la clase obrera, desde que llegó al sindicato se planteó varios objetivos, mansiones ya tiene, autos de lujo, le sobran, pero le falta un avión privado o un yate, para sentirse el empresario que  ha querido ser.

Napillo no busca otra cosa más que cerrar las minas, su propuesta de Ley Minera debilita y golpea a la minería y demuestra su indiferencia a miles de mineros, finalmente él qué, es canadiense, vive de las cuotas sindicales y en pocas palabras  tiene la vida resuelta, si no pregúntenle dónde están los 55 millones de dólares que le robó a los mineros.

 

 

    @CarlosPavonC