FB Guillermo Chin
Foto: FB Guillermo Chi / Guillermo Chin ha trabajado en este proyecto de la NASA desde septiembre del año pasado, por motivos de pandemia las labores han sido virtuales, sin embargo, ya está siendo requerido para ir a los Estados Unidos  

Por: América García

Desde pequeño, Guillermo Chin Canché solía mirar las estrellas desde su natal Bethania, Campeche, en compañía de su hermana. Más tarde sabría que para alcanzar el firmamento, habría que dar duros pasos en la tierra.

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Sus padres preparaban la masa y el pozol desde la 1:00 horas, para venderlos poco antes del alba, actividad con la que sostenían a sus hijos. A Guillermo le dijeron que lo apoyarían hasta dónde fuera posible y fue ese respaldo el primer peldaño para alcanzar el cielo.

Su preparación académica no fue nada fácil. Desde las 4:00 horas, mamá tenía preparado el desayuno para que fuera a la escuela y no tuviera que comprar nada para comer, pues los recursos eran escasos. Preescolar, primaria y telesecundaria lo estudió en Bethania; su preparatoria en el Instituto Campechano y la licenciatura en Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Autónoma de Campeche (UAC).

Aquel que con los pies descalzos palpaba la tierra y con los ojos miraba hacia el universo, sabía que comprar un cuaderno o un libro era sumamente difícil: tenía que pagar el camión hacia la ciudad de Campeche, pasar horas en la escuela y cumplir con todo lo que le pidieran sus maestros. “Fue algo realmente duro”.

En el pueblo no había infraestructura, solo humildes viviendas, alguna tienda, a duras penas el parque, las casas, la naturaleza.

El conocimiento de sus ancestros mayas fueron el punto de partida para la curiosidad científica, pues ellos tenían precisión sobre la posición de sus construcciones con respecto a los astros, conocimientos de la luna y su influencia en las cosechas, entre otros saberes.

LA CIENCIA LE CAMBIÓ LA VIDA

Fue en el taller de Ciencia para Jóvenes, de El Colegio de la Frontera Sur el que incrementó esa curiosidad en Guillermo y el comentario de una amiga de la universidad fue la chispa que impulsó sus anhelos: “La primera vez que escuché de astrobiología fue por parte de una compañera en la universidad, cuando empecé a ver esta rama de la ciencia que mezcla diferentes disciplinas, biología, química, física, y me gustó bastante. Con la astrobiología puedo aprender de todo y todo me sirve para aplicarlo al mismo fin”, señala el hoy estudiante de doctorado en el Centro de Investigación Científica y de Estudios Superiores en Ensenada, Baja California.

Su promedio de 9.9 en la Telesecundaria le abrió las puertas para solicitud de becas. “Cuando termino mi secundaria, becado por la parte de Oportunidades, entro a la preparatoria en el Instituto Campechano y me ofrecen una beca de colegiatura, entonces yo no pagaba nada”. De ahí, la Fundación “Pablo García” le otorgó la beca Premio a tu Esfuerzo, lo que, con la extensión del pago de colegiatura le permitía pagar su transporte público, comer durante la escuela y comprar útiles.

“Ahora que estoy en Ensenada trabajando en el tema que más me gusta y haciendo ciencia, le decía a mi madre que para mí todo ese esfuerzo de tener que levantarme temprano, las noches en vela, el tener que sacrificar muchas cosas por mis estudios, ha valido la pena. Siento que estoy en el lugar en el que quiero estar y eso me llena de mucha felicidad porque no solo es un triunfo mío, sino también de mis papás, de mis profesores que me apoyaron muchísimo”, dice “Memo”.

Actualmente trabaja en oceanología física, en el área de Meteorología Planetaria. En su pasión de investigar Saturno y sus lunas, contactó al doctor Scot Rafkin, quien trabaja con la misión Dragonfly y le propuso trabajar con Titán, “que es la luna a la que se va a mandar el proyecto Dragonfly para que modelemos la atmósfera, para que de esta forma podamos predecir un poco de la climatología del planeta”.

Guillermo ha trabajado en este proyecto de la NASA desde septiembre del año pasado, por motivos de pandemia las labores han sido virtuales, sin embargo, ya está siendo requerido para ir a los Estados Unidos.

SUERTE DE TITÁN

Titán siempre ha sido motivo de su asombro, primero, “porque es la segunda luna de nuestro sistema solar, tiene casi las mismas dimensiones que Mercurio, es decir, es tan grande como un planeta. Es para mi muy interesante porque está cerca de Saturno, es muy grande y porque es uno de los pocos lugares en nuestro sistema solar donde nosotros encontramos una atmósfera, así como la que tenemos nosotros”.

“Sabemos que en la luna no hay atmósfera. En Marte sí, pero es muy tenue, en cambio en Titán la atmósfera es más grande que la que tenemos aquí en la tierra”.

Añade que, cuando la aeronave Cassini de la NASA voló alrededor de las lunas de Saturno, se dieron cuenta de que existían océanos de metano en este lugar y existían compuestos químicos que son primordiales para el surgimiento de la vida. Entonces “Titán es considerado como el laboratorio astrobiológico más grande del sistema solar, porque se cree que estudiándolo podemos saber cómo fue que se originó la vida aquí en la tierra”.

Guillermo se encuentra ahora en Ensenada, tras visitar su natal Bethania, donde volvió a probar el sabor del pozole, a ayudar a sus padres a traer leña de la selva, a oler la tierra húmeda del pueblo y abrazar a los suyos.

Recuerda con una sonrisa todas las veces que ha cometido errores académicos, como el proyecto de micropropagación de células que, “fue un desastre total, de hecho, perdimos varios concursos por ese proyecto”. Por ello, pide a los jóvenes que, sí tienen un sueño, no dejen de luchar por él trabajando duro.

LEG