El pasado domingo, como lo apuntaban las encuestas, la coalición tripartita liderada por “Hermanos de Italia” de Giorgia Meloni —respaldada por “Liga”, de Matteo Salvini, y “Forza Italia”, de Silvio Berlusconi— obtuvo el triunfo en las elecciones italianas con una participación ciudadana por debajo de 64 por ciento. De este modo, Meloni, a sus 45 años, se convertirá en la primera mujer primer ministro en encabezar dicha nación; sólo otra mujer estuvo tan cerca de alcanzar el Palazzo Chigi, es decir, Nilde Iotti, quien fue presidente de la Cámara de los Diputados. La coalición “Hermanos de Italia”, “Liga” y “Forza Italia” alcanzó 44 por ciento de los votos, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Por su parte, la alianza de izquierdas apenas consiguió 26 por ciento de las preferencias y, el “Movimiento 5 Estrellas”, 15 por ciento. Los mercados europeos no reaccionaron .

Hace cuatro años, “Hermanos de Italia” logró poco más de 4 por ciento de los sufragios; sin embargo, en esta ocasión, se mantuvieron al margen del gobierno del primer ministro, Mario Draghi, que colapsó en julio. La victoria de “Hermanos de Italia” ocultó el hecho de que sus aliados, “Liga” y “Forza Italia”, reflejaron un desempeño raquítico por debajo de 9 por ciento —mientras que HdI fue el partido más votado con el 26 por ciento—. Salvini admitió no estar satisfecho con el resultado de partido, pero celebró que “Italia tiene cinco años de estabilidad por delante”. Por otro lado, el exprimer ministro italiano, Silvio Berlusconi, obtuvo un escaño en el Senado; había sido expulsado del parlamento en 2013 tras una condena a cuatro años de cárcel por fraude fiscal.

Otra ventaja de la coalición fue que presentaron un candidato de unidad. En cambio, sus oponentes de izquierda y centro no pudieron ponerse de acuerdo en una postura común y se presentaron por separado. La derecha italiana supo interpretar correctamente la ley electoral, que premia a las coaliciones, y aplicó esta fórmula de mejor forma. Dicho en otros términos, la división de la izquierda concedió el triunfo a la derecha. Con una coalición equivalente, el resultado habría sido más equilibrado. No es un asunto reciente, ya en 2001 la fractura de la izquierda hizo posible el éxito de la coalición de Berlusconi.

Este lunes, la Comisión Europea declaró que espera una “cooperación constructiva” con el futuro gobierno italiano. Cabe señalar que Meloni tiene el apoyo de líderes autoritarios de Europa, como el húngaro Viktor Orbán, lo cual podría generar numerosas tensiones. Asimismo, se prevé que la italiana conduzca una buena relación con la corriente de extrema derecha sueca. Pese a que ha llevado a “Hermanos de Italia” hacia la moderación, suavizando su imagen, enfatizando su respaldo a Ucrania y diluyendo la retórica anti-Unión Europea, Meloni lidera un partido arraigado en un movimiento de posguerra que surgió de fascismo de Benito Mussolini.

Pero lo que más preocupa es la conexión de Meloni con grupos de interés rusos cercanos a Vladimir Putin. El Kremlin dio a conocer que confía en la objetividad del futuro gobierno italiano. Sin duda, el triunfo de Giorgia Meloni dificultará la toma de decisiones en Bruselas en el marco de la crisis energética a consecuencia de la guerra en territorio ucraniano. Meloni y los suyos tendrán que demostrar muy pronto, más allá de la coalición electoral, si están listos para gobernar un país miembro del G7 y una de las principales economías del orbe, con un PIB de 471,524 millones de euros, bajo los focos de toda Europa y en un entorno geopolítico complejo.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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