maratón
Foto: Gabriela Esquivel/Especial | Las ganas se presentían, la energía dentro de sus cuerpos para luego llegar al Zócalo capitalino y cumplir la promesa de agotar cada centímetro de fuerza  

Desde temprana hora el transporte de servicio metro albergó a miles de capitalinos ansiosos por escuchar el tiro de salida en Ciudad Universitaria. Entre los corredores los maratonistas hacían eco de frases para no dejarse vencer por nada. “¡Ánimo, compañeros!”, “¡Mucha suerte a todos!”, “¡Viva México!”.

Ese calor de solidaridad hizo su nido en Ciudad Universitaria, donde los ánimos estaban a todo lo que da, y es que la meta era correr poco más de 42 kilómetros siendo la meta a conseguir el Zócalo capitalino.

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“Me da mucho pasión. Son muchas emociones, quieres llorar, quieres reír. Por una parte super feliz, porque es un reto personal y por otra parte triste porque llegas al final de tu entrenamiento. Muy satisfactorio que tu familia te apoye, te acompañe”, dijo la competidora Rosa Icelda.

“Muy feliz de estar aquí, de que el entrenamiento dé frutos. Y estar con tu gente también te da ese impulso. Ver a tu familia en las vallas, que te eche porras es lo mejor que hay”, mencionó el competidor Diego Rivera.

Al rededor de 17 mil capitalinos esperaban la hora de salida. Entre ellos decenas de personas con discapacidades diferentes, quienes fueron los primeros en cruzar la línea de salida. “Vamos a darle duro, compañeros. Sí podemos llegar hasta allá y todavía más lejos”. La motivación entre ellos sobraba. Y mientras la Orquesta de la Secretaría de Mariana profesaba algunas canciones muy mexicanas los competidores salían a una velocidad impactante.

El apoyo por parte de las familias y amigos hacia los competidores fue estremecedora. Del otro lado de la valla se escuchaban frases que encendían el hambre del deporte. “Nos vemos en el zócalo, canijo”, “Te esperamos en el Ángel”. Incluso pequeños daban la mano a los maratonistas encendiendo una chispa.

“Es amor, es una satisfacción muy grande y espero que logran todo llegar, porque no es tan fácil esto, el deporte principalmente. Apoyándolos en que se alimenten bien, en hacerles pequeños carteles, echarles porras hasta aquí, despertándolos, echándole porras en todo lo que se pueda”, dijo Josefina Huerta quien fue a apoyar a sus familiares y a los competidores.

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Entonces salieron los atletas de élite que desde países como Marruecos, Etiopía, Francia, Uruguay, entre otros países que vinieron hasta Ciudad de México a conseguirlo todo en el Maratón más grande de América Latina.

Las ganas se presentían, la energía dentro de sus cuerpos para luego llegar al Zócalo capitalino y cumplir la promesa de agotar cada centímetro de fuerza.

EAM