Aguililla
Foto: Cuartoscuro / archivo / Elementos militares, de la Guardia Nacional y de la policía estatal tomaron el control de Aguililla el 8 de febrero pasado  

A seis meses de que fuerzas federales se hicieran cargo de la seguridad en Aguililla, Michoacán, el regreso de habitantes desplazados por el crimen organizado no es masivo, sino a “cuentagotas” pues está latente el temor y el miedo de que la delincuencia vuelva a tomar el control del municipio, afirmó el padre Gilberto Guevara.

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Con casi tres años y medio de párroco en ese municipio de Tierra Caliente, asegura -en una entrevista con 24 HORAS– que si bien el rostro de la región ha cambiado con la presencia militar, la Guardia Nacional y la policía estatal, se requiere una solución permanente para que la gente regrese con tranquilidad y perspectivas de prosperidad económica.

Y es que el bloqueo de carreteras, enfrentamientos, retenes y quema de vehículos ya no se ven, detalla el sacerdote, pero los grupos criminales, principalmente los cárteles Jalisco Nueva Generación y Unidos de Michoacán, siguen operando en zonas de la sierra.

“La presencia militar, si bien ha traído un respiro -que buena falta nos hacía- por lo menos hasta ahorita no nos ha demostrado que ese mando y territorio que tenían los elementos del crimen organizado ya se haya recuperado al ciento por ciento”, apunta Guevara.

En ese escenario, alerta que no lograr un apoyo integral abriría la puerta para que los habitantes ya no se queden de brazos cruzados y surjan autodefensas, como ha sucedido en otras regiones de la entidad.

“Es a lo que no queremos llegar, hemos resistido a no llegar a eso”, comenta.

MÍNIMO REGRESO DE FAMILIAS

Sobre el regreso de las familias que dejaron sus casas, tierras, ganado y pertenencias ante la escalada de violencia que se registró el año pasado, el clérigo Guevara rechaza que la llegada sea masiva como afirmó el Gobierno estatal y, por el contrario, indica que solo acuden uno o dos integrantes a “sondear”, mientras que algunos migrantes en Estados Unidos ya se han arriesgado a visitar a sus familiares.

“Hay gente que se fue y dejó su parcelita, su ganado, su casa y tiene que venir a revisar, pero no se han regresado del todo, es apenas un comienzo”, subraya.

PLAN FEDERAL Y ESTATAL, A MEDIAS

Para que la confianza entre los habitantes regrese, sostiene el padre, se requiere cumplir con la segunda parte del Plan de Bienestar para Aguililla -anunciado en julio de 2021 por la Federación y en el que participan los tres órdenes de Gobierno- y que no muestra ningún avance hasta el momento.

Ante ello, señala Guevara, están alerta porque la presencia militar ha disminuido, pero aún no se realizan los proyectos prometidos, entre ellos un cuartel de la Guardia Nacional, un banco del Bienestar, mejorar las carreteras y dar seguridad para que las empresas regresen al municipio.

Tras reconocer que se trata de un plan paulatino, el sacerdote Gilberto sostiene que se “ha ido a un paso muy lento y lo que necesitamos es que se acelere y nos den la seguridad de que seguimos siendo el tema para el Gobierno”.

CITAS:

Sería una involución, un regresar a lo que no queremos, porque estos meses de relativa calma(…) nos dio luz de que se puede vivir de otra manera (sn violencia)”
Gilberto Guevara
Párroco de Aguililla

LEG