Tal como sucede con los altos cargos políticos, que un seleccionador esté necesitado de detallar lo que hace y que de verdad se esfuerza, es señal de que apenas es evidente ese trabajo, de que se le percibe ajeno o poco enterado.

Es decir, no pagamos impuestos para que un funcionario nos asegure que casi no duerme o que se cansa demasiado en el cargo, sino para ver resultados. De idéntica manera, la Federación Mexicana de Futbol se equivocó en rotundo al inmiscuirse en la polémica desatada a raíz de la foto de Gerardo Martino en Argentina, dialogando con el entrenador albiceleste, Lionel Scaloni.

No hace falta que conozcamos a través de la selva de Twitter cuál asistente del Tata va a qué partido de la Liga Mx o cómo va vestido al estadio. Bastaría con notar que esas visitas a las gradas nutren al equipo nacional… algo que francamente no sucede.

Las críticas a Martino no habrían de ser por estar en Argentina; más relevante, lo mal que juega su equipo, lo poco consumado de su sistema, la carencia de variantes, el aferrarse a los mismos aun cuando estos no le resuelven, la incapacidad colectiva cada que se enfrenta un rival más o menos serio, la incertidumbre de cara al Mundial, la noción de que nadie se atreve a contravenirle o retroalimentarle.

Sin embargo, la Femexfut mordió de la forma más innecesaria el anzuelo de la foto. Dicta el refrán que “explicación no pedida, acusación manifiesta”. Al ponerse a explicar cuánta atención pone el cuerpo técnico del Tri a la Liga Mx, admitió la triste sensación de que a Martino le importa poco lo que pase en nuestro futbol.

En su defensa, vale la pena decir que en México hoy generamos muy poco talento futbolístico. No sólo eso, es notable la diferencia entre quienes han llegado a las ligas europeas y los que siguen jugando aquí. Que las listas de convocados varíen tanto de un seleccionador al siguiente es síntoma obvio de que tampoco hay demasiado más tela de dónde cortar.

Una temática que me recordó a algo sucedido en Alemania previo al Mundial 2006, del que era anfitriona. El DT Jürgen Klinsmann estaba aferrado a vivir en California, lo que no sólo resultaba absurdo para los medios, sino al mismísimo jefe del futbol teutón en aquel momento, Franz Beckenbauer. Tan severa polémica que llegó a intervenir en ella la recién elegida canciller, Angela Merkel.

Sí, todo profesional que labore en el exterior tiene derecho a viajar a lo que personalmente le sea relevante. Sí, se exageró tremendamente con esa foto del Tata. No, no dirigirá mejor si deja de estar en su ciudad cuando ha nacido su nieto. Tampoco, la federación tampoco tiene que decirnos quién ve qué partido.

El problema no es ninguno de esos: el problema es de futbol. Y ahí sí, por mensajes que nos envíen, el déficit es grande y preocupante.

 

Twitter/albertolati

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