Ángel Álvaro Peña

La oposición en México le apuesta a un juego que no sabe jugar y ese juego se llama política. Ésta es la parte esencial de la democracia, y lo saben quienes su vocación los conduce a entenderlo y a practicarlo. Una vez más algunos de los más activos agentes de la oposición, en ambos lados de la frontera, se quedaron sin palabras, luego de la visita de López Obrador a Joe Biden, porque son los mismos personajes que impulsan las quejas allá contra el actual Gobierno de aquí, como si en el extranjero fueran a darles la razón.

A pesar de sus intentos por desprestigiar la trascendencia del encuentro, lo acordado entre López Obrador y Biden es de gran importancia no sólo para ambos países o para el continente sino para el mundo, porque si las críticas a la actual administración pública carecían de sustento ahora están más débiles que nunca.

Porque en muchos casos se fueron a quejar al vecino país del norte, de las medidas adoptadas por el Gobierno de México, sin saber que coinciden con las de Estados Unidos. Uno de los principales motivos de queja de la oposición que se asoma a la ventana del vecino es el índice de inflación, situación que quieren convertir en bandera para desacreditar a la 4T, México tiene 7.5 por ciento de inflación, y está controlada; Estados Unidos, alcanzó su nivel más alto en 40 años, por precios de la gasolina, los alimentos y productos básicos y tiene 8.6 por ciento y sigue creciendo.

Como los detractores del gobierno mexicano deben seguir criticando basaron sus puntos en nimiedades porque con el contenido simplemente no pudieron competir. Y de ahí que hayan dicho que fue hospedado en un hotel de tres estrellas, según algunos ex miembros de la Secretaría de Relaciones Exteriores que se autodenominan diplomáticos. No todo el que labora en esa dependencia tiene esa carrera. O llegan al extremo de afirmar que si hubiera sido importante para Estados Unidos esa visita el hotel donde se hospedó no estaría al lado de la casa que habitara, hace más de un siglo, el presidente de Estados Unidos, James Monroe, bajo cuyo mandato se firmó el tratado de Guadalupe, donde se le otorgó más de la mitad de nuestro territorio.

Las bagatelas sobraron a la hora de descalificar la visita, ya que no pudieron crear el conflicto que la oposición deseaba desde que se contaron los votos a favor de Biden, a quien siguen viendo como un ser supremo con solo un 30 por ciento de aprobación en Estados Unidos y un 64 por ciento de sus correligionarios en contra de su reelección. Así, una vez más quedó demostrado que mantiene una muy buena amistad con López Obrador, y que a pesar de todo, sigue siendo el Presidente del vecino del norte que tiene el mismo peso que el Presidente del vecino del sur, aunque algunos quieran verlo como el monarca del planeta.

López Obrador llegó con cinco propuestas depuradas para concretar en un solo encuentro los convenios correspondientes. No fue ni un acto de sumisión ni una imposición, simplemente la solución a los problemas de ambos, porque como dijera Biden “Lo vital lo resolvemos juntos”.

Los puntos fueron precisos:

Aumentar inventario y garantizar abasto de combustible.

Compartir con EU mil kilómetros de gasoducto en la frontera.

Eliminación de aranceles.

Plan de inversión pública y privada.

Ordenar el flujo migratorio y facilitar visas de trabajo.

Tan simple y al mismo tiempo complejo como para acordar un convenio entre ambos países. Los detalles se definirán entre los colaboradores de ambos mandatarios, pero lo sustancial está acordado, lo cual les provoca hasta vómito a quienes quieren ver una invasión militar en México o una represión a los migrantes en la frontera.

Terminar con algunos aranceles facilita el T-MEC y va más allá porque se añade un comercio bilateral, que repercute en la economía de los países en los que ambos mantienen intercambio comercial, y golpea la inflación en sus balanzas financieras.

Además de suspender aranceles, se reducirán los trámites burocráticos en el comercio de alimentos y bienes, con la finalidad de aminorar precios a los consumidores en ambas naciones. Por su parte, Biden, destacó que la migración ha llegado a niveles históricos, y tanto Estados Unidos como México, se han convertido en los destinos elegidos por los migrantes. Añadió que, el año pasado se rompió un récord en cuanto a la emisión de visas, con 300 mil, y se espera que en el futuro se duplique esta cantidad.

El Presidente mexicano se comprometió a invertir mil 500 millones de dólares en infraestructuras fronterizas entre 2022 y 2024.

Si este acuerdo no es histórico entonces no sabemos qué lo es. La vieja política incluía mucho espectáculo y pocos acuerdos. Hasta se visitaba el Congreso e intercambiaban vestuario y sombreros. Son tiempos de hacer política y política seria, por el bien de todos.

El encuentro era una tarea pendiente entre amigos cuyas decisiones influyen en el mundo, aunque los contrarios de aquí y de allá no lo acepten.

PEGA Y CORRE.- El INE salió de la modorra y despertó del largo sueño silencioso, y convocó a partidos políticos a postular a una mujer para las elecciones  de 2023 en Coahuila y Estado de México el 4 de junio… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.