La “Jornada por la Oración y la Paz’’ convocada y celebrada ayer por la Iglesia católica, no es sino el primero de una serie de eventos con los cuales el clero tomará posiciones rumbo al 2024.

Durante todos los días, a partir del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara, diversos líderes del clero católico han dejado sentir sus reproches al Gobierno federal por la fallida estrategia de seguridad.

El doble homicidio fue el catalizador que dio salida a las quejas que por estrategia o pudor se había guardado la jerarquía católica.

Pero ya no más.

En redes sociales circulan sermones lo mismo que de sencillos párrocos que de obispos cuestionando, algunos de manera sutil, otros abiertamente, la estrategia de seguridad.

Si en el Gobierno no entienden o no quieren entender el alcance de esta primera movilización va a naufragar.

Porque si bien el clero, con todo y las denuncias históricas y modernas de abusos, no tiene la mejor imagen entre la población “progresista’’, en buena parte del territorio nacional siguen teniendo una gran influencia.

Les molesta no solo el homicidio de los dos sacerdotes, sino que los curas deben pagar derecho de piso hasta para ofrecer misas cuando no mucho tiempo atrás, los ministros religiosos eran los mediadores entre la delincuencia organizada y algún sector de la población o incluso con los mismos gobiernos municipales.

Pese a las señales que ha enviado la alta jerarquía católica, no hay en el Gobierno federal quién los llame ni para tomarse un café.

Esa función correspondería al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pero como anda tan distraído con su pre pre pre campaña presidencial, los asuntos de política interior pasan a tercer plano.

Como sea, con la Iglesia van a topar.

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Parece que el Gobierno federal está muy interesado en reventar el caso en contra de Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito’’, por todas las fallas cometidas en el proceso que se le sigue al presidente del PRI.

Comenzando por las grabaciones exhibidas por la gobernadora Layda Sansores, que no tendrían validez por haber sido obtenidas de forma ilegal no por orden de un juez, hasta la detención arbitraria en una sala de Migración del aeropuerto Benito Juárez, la madrugada de ayer cuando el político regresaba de Europa.

Según la Secretaría de Gobernación, la detención obedeció a una “petición del gobierno de Campeche’’, cuando no existe, que se conozca, ningún mandamiento judicial en contra del dirigente del tricolor.

Todos esos detalles, incluido el hecho de que desde la cuenta oficial del Gobierno federal se haya madrugado a la Fiscalía General para anunciar, el viernes pasado, que había una carpeta de investigación en contra de Cárdenas, constituyen elementos que le restan seriedad y credibilidad al caso.

Parece que ellos mismos quieren reventar su caso.

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Nada bien ha caído en Palacio Nacional, donde habita la auténtica dirigencia de Morena, el activismo de Ricardo Monreal que, de a poco, va sumando seguidores.

Ayer tuvo un evento en el que su nombre fue coreado como ¡presidente! y, pese a que lo mismo se grita cuando aparecen en escena Marcelo Ebrard o Adán Agusto López, en el caso de Monreal la mayoría eran adultos jóvenes.

El zacatecano sigue estirando la liga y todo parece indicar que es cuestión de tiempo para que ocurra un rompimiento oficial -de facto ya lo hay- con Morena.

Eso, o que el Presidente le haga una propuesta “que no podrá rechazar’’ aunque implique no ser candidato presidencial.

Veremos pues.

 

LEG