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Foto: Gabriela Esquivel / En las profundidades de la la L1, trabajadores del Metro inspeccionan las instalaciones para dar pie a la restauración  

Es más de medianoche, y en las entrañas de la Ciudad de México reina el silencio, pues los pasos de miles de personas han dejado de resonar en las estaciones del Metro.

Hace pocos minutos se ha cortado la corriente de las vías de la Línea 1 y, en la estación Pino Suárez, trabajadores del Metro comienzan a adentrarse en la oscuridad de los túneles, como parte de los preparativos para las obras que arrancarán el 11 de julio.

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Los topógrafos son de los primeros que descienden a las vías e ingresan al túnel para inspeccionar y valorar las instalaciones.

En medio de la oscuridad, suena lento pero constante un goteo de agua que cae sobre algunos de los durmientes, que lucen desgastados.

Sobre las cabezas de los trabajadores, se ven canaletas semi improvisadas para dirigir el agua a los cárcamos; y es que esta línea, la más antigua de la Ciudad de México, ya suma 53 años de existencia, y es hasta el gobierno de Claudia Sheinbaum que se realiza el esfuerzo de renovarla en su totalidad.

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Sobre las vías, se observa la falta de algunos pernos, los cuales aseguran los durmientes, mientras el balasto se mira negro y húmedo; poco importa ya, pues muchos de estos materiales se venderán como chatarra, para ser sustituidos por otros relucientes.

En las paredes se ven cables colgar, pues los trabajadores han comenzado a remover las canaletas de los mismos como parte de los preparativos de la renovación.

Hace unos días, el Gobierno capitalino anunció que este 11 de julio arranca la modernización de la Línea 1, inaugurada en 1969, por lo que permanecerá cerrada en su tramo de Pantitlán a Salto del Agua durante ocho meses.

Tras concluir con esta primera etapa, la siguiente intervención será en el tramo de Balderas a Observatorio, la cual arrancará en marzo de 2023; la inversión para esta obra abarca 37 mil millones de pesos.

Los trabajos de modernización comprenden la compra de 29 nuevos trenes de alta tecnología, la sustitución de 19 kilómetros de vías, nuevos sistemas de control de convoys, así como sistemas de telefonía, radio y videovigilancia inteligente y de última generación.

También se incluyen obras de modernización de los talleres en Zaragoza, de los sistemas eléctricos y electrónicos, así como la sustitución de 17 subestaciones rectificadoras, que se enmarca dentro del proyecto MetroEnergía.

Cabe recordar que la vida útil de esta línea fue de 40 años, por lo que lleva 13 operando de forma extraordinaria debido a las tareas de mantenimiento de los trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (Metro).

 

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