Foto: @JESUITASDEMEXICO / Los restos de los padres Joaquín y Javier fueron recibidos en Chihuahua capital y Creel  

Entre cantos, lluvia y un fuerte dispositivo de seguridad, los restos de los jesuitas Joaquín Mora, padre Morita, y Javier Gallo Campos arribaron este domingo a Cerocahui, Chihuahua, donde hoy serán sepultados en el atrio del Templo de la Misión de San Francisco Javier, el mismo lugar donde hace una semana fueron asesinados por José Noriel Portillo, El Chueco.

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A su llegada, acompañados de feligreses en caravana -quienes avanzaron cerca de 20 kilómetros a pie desde Bahuichivo– los féretros fueron colocados al centro de la iglesia y habitantes rarámuris realizaron una danza de purificación.

Posteriormente, se ofició una misa donde cientos de personas honraron a los dos sacerdotes. Al cierre de esta edición, los féretros eran expuestos para ser velados en la parroquia a la que sirvieron desde hace casi 50 años.

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LOS HONRAN EN CREEL Y CHIHUAHUA

Previamente, los restos de los sacerdotes recibieron un homenaje ayer en la comunidad de Creel, municipio de Bocoyna, donde cientos de personas se congregaron para darles el último adiós en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, entre bailes rarámuris, así como banderas y globos blancos.

De allí, salieron las dos carrozas con los féretros poco después de las 9:00 horas , para seguir su camino a Cerocahui, su última morada.

Al mediodía del sábado, desde la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Chihuahua capital, iniciaron los funerales con una misa en la que el cura Javier Ávila, padre Pato, señaló que los sistemas le apuestan al olvido; sin embargo, ellos a la memoria, por lo cual su tono es pacífico, pero alto y claro.

“Son miles, miles de dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, dijo el clérigo.

Asimismo, insistió en el llamado al presidente de la República para que revise su proyecto de seguridad pública, “porque no vamos bien”.

FUI RETENIDO POR EL CRIMEN: ROBLES

El cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles, acusó que las comunidades del norte de Jalisco están completamente bajo el asedio y mando del crimen organizado, y reveló que los párrocos deben solicitar autorización al jefe de plaza para realizar las fiestas patronales.

“Todas esas parroquias que están en esa zona(…) para poder celebrar la fiesta patronal, es decir, la feria del pueblo, tienen que obtener el permiso del encargado de la plaza.

El encargado de la plaza le autoriza al sacerdote celebrar la fiesta patronal, pero tiene que reportarse con 50% del resultado de la fiesta”, detalló. El prelado señal que la semana pasada fue retenido e interrogado por un grupo del crimen organizado que mantiene un retén en los límites de Jalisco con Zacatecas. El sábado el obispo de Zacatecas, Sigrifredo Noriega, acusó una situación similar en Huejuquilla El Alto, Jalisco.

CITA:

Son miles, miles de dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”

Javier Ávila
Sacerdote jesuita en Creel

CITA:

La sangre de Pedro, Javier y Joaquín se une al río rojo que corre por nuestro país”

Luis Gerardo Moro
Provincial de la Compañía de Jesús

 

El adiós a 2 amigos cercanos al pueblo

Ellos ya habían decidido morir en Tarahumara, el señor se los concedió, pero nunca pensamos que iba a ser tan pronto y de esta manera.

Eran de corazón muy humilde, muy sencillo, siempre muy cercanos al pueblo, sin duda.
Siempre optimistas los dos, de gran espiritualidad, pero principalmente, muy cercanos a la gente así es como los voy a recordar siempre.

Nos conocimos muy jóvenes y los recuerdo a ambos con mucho entusiasmo, con mucho agradecimiento de ser jesuitas, por ser de la Compañía de Jesús, con una vocación muy clara al sacerdocio en la Compañía de Jesús.

Coincidimos en el seminario en algún momento, porque tanto Joaquín Mora como Javier Campos iban delante de mí en la formación. Ellos entraron uno o dos años antes.

Ambos eran muy muy tranquilos, muy humildes y cercanos al pueblo y tenían muy definido, como todos los jesuitas que estamos aquí, que querían estar en la sierra Tarahumara.

La vida Tarahumara y de los jesuitas seguirá igual, seguiremos caminando con la gente, una muerte no nos frena, al contrario, nos impulsa a seguir adelante y fortaleciendo las acciones de caminar con los demás, es lo que ellos hubieran querido.

Ya vendrán a Cerocahui otros compañeros nuestros, esperamos en Dios que puedan suplirlos y tomar la estafeta y seguir adelante.

Desde que llegamos a Tarahumara y optamos por venirnos para acá no ha sido fácil ni sencillo.

La estafeta que nos dejaron los antiguos fue de mucho trabajo y mucha historia, que es la misma que dejan el padre Gallo y el padre Morita llevando a cabo ese trabajo, Javier con poco más de 50 años y Joaquín más o menos unos 25 años.

Javier Ávila
Padre Pato 

 

LEG