Transcurrió el día sin que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, desmintiera la supuesta amenaza hecha al presidente del PRI, Alejandro Moreno, si el grupo parlamentario del tricolor no votaba a favor la reforma eléctrica.

En cambio, el mensajero de la amenaza, el senador Manuel Velasco, tuvo que salir a tratar de desmentir el mensaje y a condenar que su compadre haya hecho pública una conversación privada.

De la revelación de la llamada de Alejandro Moreno se desprenden varios temas.

El primero, es que el presidente del tricolor está apanicado y razones no le faltan.

Pese a que ha dicho que no se irá del país y que “enfrentará las acusaciones’’ con la Constitución, el presidente del tricolor ha comenzado a quedarse solo.

“Alito’’ se hizo acompañar ayer de algunos legisladores e integrantes del CEN, pero no de los personajes priistas con ascendencia entre la militancia; no se ve a los gobernadores del PRI salir a defenderlo, no hay declaraciones públicas ni siquiera de sus allegados al CEN tricolor.

No hay pronunciamientos ni del PAN ni del PRD que refuercen la retórica de la amenaza y la persecución política.

Moreno quemó uno de tres cartuchos que tiene para sustentar su acusación de persecución política que, a juzgar por las reacciones en las redes, no tuvieron el impacto favorable a su causa, como hubiera deseado.

Lo segundo es el papel de mensajero que Manuel Velasco decidió asumir, con sus riesgos.

Velasco busca reivindicarse con el presidente López Obrador, luego de que su nombre saliera a relucir en el episodio de los videos en los que se ve recibir en bolsas dinero a los hermanos de López Obrador, Pío y Martín.

Cuando los videos se difundieron, Velasco entró en pánico y fue visitante asiduo de la Secretaría de Gobernación para desmarcarse de la autoría y posterior difusión de estos.
Ahora el senador ha vuelto a ser tendencia en las redes sociales y no por las mejores razones.
La exhibición de la conversación con Moreno, hecha sin su consentimiento, ¿le hará caer de la gracia divina de Palacio Nacional?

El tercer tema es el papel del de Gobernación, que, si bien tiene la obligación de conciliar, de mediar, de dialogar, al parecer no le ha quedado más recurso que el del garrote para “convencer’’ a los opositores a los designios presidenciales.

Al cierre de este espacio el secretario de Gobernación no había negado ya no la amenaza, sino la conversación con Velasco -de la cual hay foto oficial-, y prefirió dejar la responsabilidad del desmentido en la oficina del exgobernador chiapaneco, que no más no la ve llegar.

A ver cómo se defiende hoy desde la mañanera al secretario de Gobernación, una de las corcholatas presidenciales.

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Al parecer Mario Delgado no se cansa de hacer el ridículo.

Ayer presentó ante la Fiscalía General de la República una denuncia penal “por traición a la patria’’ en contra de los 223 diputados de oposición que votaron en contra de la reforma eléctrica propuesta por el presidente López Obrador.

Delgado sabe que la demanda es demagogia, que no procederá, pero con eso de querer ganarse del Presidente una palmadita en la espalda, decidió jugarse la poca credibilidad que le queda en un lance judicial sin futuro.

Así que no espere que Alejandro Gertz dedique un minuto de su tiempo a revisar el expediente; tiene más problemas que resolver que el berrinche de Delgado.

LEG