Las innovaciones tecnológicas y la desregulación económica han permitido a los inversionistas aumentar la diversificación de su participación en los mercados competitivos extranjeros. Según un reporte de la OCDE, la inversión extranjera directa promueve vínculos de largo plazo entre los países, facilitando a los agentes el acceso directo a las unidades de producción de las economías que constituyen los destinos de las inversiones.

Acompañada de un contexto político estable, la inversión extranjera directa fomenta el desarrollo de las empresas domésticas, incentiva el comercio internacional y contribuye a la transferencia de tecnología y de experiencia (mejor conocido como know how). Además, incide en la lógica de los mercados laboral y financiero, lo cual la convierte en una fuente importante de capital para múltiples economías receptoras e inversoras.

El martes pasado, el Gobierno mexicano dio a conocer que la inversión extranjera directa incrementó 63.7% durante el primer trimestre del año, alcanzando un récord histórico de 19 mil 427.5 millones de dólares —ésto considerando la fusión de Televisa y Univision, así como la reestructura de Aeroméxico, que representan 6 mil 875 millones de dólares—. Sin contemplar dichos movimientos, en los primeros tres meses de 2022, fue 5.8% superior con relación al mismo período de 2021. La Secretaría de Economía apuntó que estos datos son preliminares, ya que se ajustarán cuando exista mayor información sobre las operaciones en cuestión.

La inversión extranjera directa provino de tres vías: i) mil 807 sociedades con participación de capital extranjero; ii) mil 306 contratos de fideicomiso y iii) 15 personas morales extranjeras. El desglose por sector se compuso de la siguiente manera: manufacturas (24.2%); información en medios masivos (19.4%); servicios financieros y de seguros (17.2%); transportes (15.3%); construcción (7.3%); y minería (5.8%). Los principales países de origen de los capitales fueron: Estados Unidos, España, Canadá, Francia, Argentina y Reino Unido.

La inversión extranjera directa por sí misma no detona el dinamismo de la actividad económica, también intervienen otras variables macro. Tal es el caso del tipo de cambio; el peso mexicano no solo se ha mantenido fuerte frente al dólar, sino como una de las divisas más sólidas a nivel internacional. Nuestras autoridades reportaron que el peso se ha depreciado únicamente 0.1% en lo que va de la presente administración. Cabe mencionar que el PIB nacional creció 1.01% en el primer trimestre del año.

Para México, la senda a recorrer en los próximos años consistirá en generar elementos que propicien una mayor expansión e integración económica con el objetivo de enfrentar las disparidades entre el norte y sur del país. Ahora bien, ésto debe recargarse en un marco de sustentabilidad, desarrollo regional y fortalecimiento del Estado de derecho en lo que respecta al clima local de las inversiones y el respeto al derecho de propiedad.

¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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