Eduadro Lizalde
Foto: Especial / Eduardo Lizalde publicó su primer libro, titulado La mala hora, de ahí vinieron muchas publicaciones en donde la figura del tigre era constante  

Pensar en Eduardo Lizalde Chavez, es pensar en la literatura mexicana, en una vida dedicada a la poesía y en una incansable pluma intelectual que inundó de cultura décadas enteras hasta su deceso a los 92 años.

Con su muerte el día de ayer lo devuelve a la boca de todos, hasta de quienes no lo conocieron y que sacude a toda una comunidad de lectores e intelectuales, resulta preciso recordar parte de su obra y sus logros que no fueron pocos.

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Nacido en la Ciudad de México el 14 de Julio de 1929, El Tigre, como también se le conocía, creció junto a formidables personajes como su hermano el actor y guionista, Enrique Lizalde y el siempre político y activista cantante de trova, el maestro Óscar Chávez, quien fuera su primo.

Entre sus años formativos, recorrió las aulas de la Universidad Nacional de México (UNAM) periodo en el que empezó a publicar sus primeros poemas en el periódico El Universal, e intentó crear una nueva corriente poética, al lado de Enrique González Rojo y Marco Antonio Montes de Oca, esta corriente llamada Poeticismo, fracasó y de ello dio cuenta en su ensayo, Autobiografía de un fracaso. El poeticismo de 1981.

La inspiración crítica y política de su tiempo lo embargó en 1955 y se afilió al Partido Comunista de México (PCM), lugar de donde fue expulsado a inicios de los 60 junto con su compañero, José Revueltas, con quien fundó la Liga Espartaco Leninista, en donde el poeta dedicó sus versos al contenido político y socialista.

En 1956, Lizalde publicó su primer libro, titulado La mala hora, de ahí vinieron muchas publicaciones en donde la figura del tigre era constante, producto de las lecturas de su infancia de William Blake y Rudyard Kipling, elemento que también le valió su sobrenombre, esto se puede notar desde los varios títulos de sus poemarios como Memoria del tigre (1983), ¡Tigre, tigre! (1985), Otros tigres (1995) y Nueva Memoria del Tigre (recopilación) de 1993 en donde aparece Para una reescritura de Acuña, poema muy importante en su carrera, en el que según declaró “es para probar que con exactamente el mismo tema se puede imponer a una redacción formal estética y poética distinta”.

Entre todo su haber literario de poemas y ensayos, El tigre publicó solamente una novela; Siglo de un día, en la cual regresa a los tiempos de la Revolución Mexicana para recrear con una precisión maestra el día en que Pancho Villa tomó Zacatecas.

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