En la cancillería mexicana cantan como un éxito de la política exterior el hecho de que Estados Unidos, previo a la Cumbre de las Américas, haya decidido levantar algunas sanciones a Cuba y Venezuela.

El Gobierno de Biden reactivó los vuelos de territorio estadounidense a Cuba y eliminó las restricciones al monto de divisas que los cubanos-americanos pueden enviar a la isla.
Sobre la flexibilidad de algunas sanciones a Venezuela poco se sabe; aún continúan las negociaciones.

Esta decisión del Gobierno estadounidense, se piensa en Morena, tiene que ver con el amago hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador de no acudir a la Cumbre si no eran invitados los tres dictadores de los países arriba citados.

Al amago del mandatario mexicano se sumaron los presidentes de Bolivia y de Honduras; otros como el de Argentina o el de Chile no han dicho que no van, pero sí pidieron que fueran incluidos todos los países del continente.

Si bien Biden decidió aflojar un poco a las sanciones para Cuba y Venezuela, ello no significa, de ninguna manera, que los presidentes de esos países vayan a ser invitados.

Ayer un funcionario del Gobierno de EUA precisó que se están buscando “las mejores opciones sobre cómo incorporar mejor las voces’’ de esos pueblos a la Cumbre.

Es decir, que los pueblos y no los gobiernos tengan participación en la reunión continental, lo que posibilitaría que los opositores a Díaz-Canel, Maduro y Ortega pudieran utilizar el foro para denunciar a sus respectivas dictaduras.

¿Qué hará el gobierno mexicano si Estados Unidos invita a Juan Gerardo Guaidó en lugar de Maduro?

Biden tiene reconocido a Guaidó como el Presidente venezolano legalmente electo por el parlamento, luego de desconocer la elección simulada con la que Nicolás Maduro se reeligió en el cargo.

Biden sabe que llevar a su territorio a los dictadores cubano, venezolano y nicaragüense le restará votos entre sus propios partidarios y le dará tema de campaña a los republicanos.

Así que aún es temprano para conocer qué tanto influyó el amago del “amigou’’ López Obrador en la decisión de Biden y hasta dónde puede afectar la eventualidad de que “la chiquillada’’ no decida participar en la Cumbre.

Veremos.

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Dicen los ingenieros que solo se refuerza lo que se va a caer o parece que se va a caer.

Por eso llamó la atención que el candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas, Américo Villarreal, decidiera venir a la Ciudad de México a recibir “calorcito’’ de los grupos parlamentarios de su partido en lugar de acudir al debate programado con el resto de los candidatos.

Villarreal ha estado en los medios y no por sus ofertas de campaña, sino por la relación que, supuestamente, tuvo con un empresario huachicolero, asesinado en Monterrey, y quien habría utilizado al hijo mayor del candidato morenista para lavar sumas millonarias en Europa.

Suponemos que vino a explicar que no era cierto y que todo se debe a una guerra sucia del PRIAN.

Puede ser.

Lo que sí es cierto es que el candidato perdió una oportunidad de oro para decirle a sus probables gobernados que no tuvo nada que ver en la triangulación de recursos y de demostrar, con manzanas, que se trata de un infundió para descarrilarlo.

En lugar de hablar con los tamaulipecos, decidió venir a rendir cuentas a sus patrocinadores.

LEG