Zelenski
Foto: Netflix/Captura de pantalla. | La situación del actual presidente Zelenski de Ucrania vive una realidad compartida con lo que alguna ves escribió.  

Volodímir Zelenski grita: “Putin fue depuesto”, y todos callan. El silencio inundó el parlamento de Kiev y por fin el recién electo presidente de Ucrania pudo hablar.

El truco lo repitió días más tarde, ante una protesta frente a su palaciega oficina presidencial, la turba escuchó esas palabras y volteó su mirada hacia el mandatario, que de forma inocente se paró frente a la muchedumbre para ofrecer soluciones a sus demandas.

Captó su atención unos minutos, pero luego, incrédulo, el grupo comienza a increparlo, pues la experiencia les dice que los mandatarios en ese país nunca cumplen lo que prometen.

Otro día, Zelenski camina hacia la residencia oficial y, a media plaza Mariinsky, casi llegando a su destino le suena el teléfono celular, lo saca de la bolsa de su pantalón y contesta.

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-¿Angela Merkel?, hola, qué tal. ¿Han aprobado nuestro ingreso a la Unión Europea? ¡Gracias! Eso me pone muy contento; a mí y a todos los ucranianos… sí, sí, a los ucranianos… ¡Oh, Montenegro!, ¿Montenegro?, no aquí no es… sí, sí, no hay problema. Hasta luego.

El error en la llamada de la otrora poderosa canciller alemana no lo desilusiona del todo, con una mueca intenta sonreír y sigue su camino hacia su despacho, a donde llega todos los días, por cierto, en bicicleta.

El presidente de Ucrania está sentado en la sala donde su primer ministro le presenta a su nuevo gabinete. Uno por uno los secretarios le saludan. Zelenski los va reconociendo paulatinamente, los ha visto en la televisión, en notas periodísticas.

La mayoría son famosos debido a excesos o hechos de corrupción. De pronto, en su mente agobiada aparece el Che Guevara, quien le reclama cómo puede aceptar en su equipo de gobierno a un grupo de tramposos, corruptos, ladrones o, cuando menos, omisos. ¡Patria o muerte!, grita el libertador de Cuba.

Zelenski reflexiona. En su imaginación regaña a cada uno de los ministros. “Usted ya peina canas”, le dice a uno de los más experimentados funcionarios, “¿así quiere ser recordado?”. Pero eso solo pasó en su mente.

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Él tomó un simbólico mazo con gemas incrustadas que le obsequió ahí mismo el primer ministro y saludó a todos cordialmente… aunque días después los corrió para formar un nuevo gabinete con gente del pueblo.

A Zelenski le pasó todo esto, pero como actor, en la serie televisiva Siervo de la Nación, en la que interpretaba a Vasyl Petrovych Holoborodko, maestro de Historia que se hizo presidente del país luego que un video suyo quejándose del sistema se hizo viral.

Se trata de una historia en la que él mismo participó en la fase creativa. No se puede dejar de pensar que se trata de una persona (abogado, actor, guionista, director… presidente) que escribió su propio destino.

El final de la serie -por ahora disponible en Netflix para EU y algunos capítulos en YouTube, aunque no todos subtitulados-, no será comentado aquí.

De cualquier forma, la mayor incógnita es qué final habría escrito Zelenski (44 años hoy) para la historia que le tocó vivir en la realidad.

Volodímir llegó al poder, Putin no ha sido depuesto, no hay silencio.

 

SLF