Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, advirtió que de no aprobarse la reforma electoral propuesta por el presidente López Obrador, la mayoría de Morena y sus aliados caerían en la tentación de recortar todavía más los recursos del órgano electoral en 2023, cuando ya hay partidas para la organización de la elección del siguiente año.

Ugalde estuvo con otros dos expresidentes del IFE: José Woldenberg y Leonardo Valdés en el Foro en Defensa del INE, organizado por el Frente Cívico Nacional. Coincidieron en la amenaza que significa la propuesta presidencial para la democracia.

Destruir lo construido”, dijo Woldenberg; se enfrentan dos visiones de la democracia mexicana: la representativa con características liberales, y la populista”, comentó Ugalde; “se busca debilitar al INE”, remató Valdés.

Ugalde destacó que además de la reducción presupuestal al INE, existe la posibilidad de que los partidos oficialistas frenen los nombramientos de cuatro consejeros electorales el próximo año.

López Obrador sabe perfectamente qué busca con esta reforma y es acabar con el INE en la forma en que está configurado actualmente y dar paso a autoridades electorales propuestas por los tres Poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los tres bajo el yugo presidencial—para elegirlas a través del voto ciudadano.

Ahí está la mayor de las trampas. Morena tiene mayoría en las Cámaras de Diputados y Senadores, el Presidente tiene ascendencia sobre el Judicial y las propuestas del Ejecutivo serían suyas. Esto le daría baraja abierta para proponer a leales y quedarse con el control del órgano electoral.

El tabasqueño tiene parte de razón cuando dice que el INE no desaparece, sino que se transforma; sin embargo, el truco del mago electoral de Palacio es cómo pretende que se elija a los siete consejeros electorales que propone. Para el Presidente todo es “ganar-ganar”.

López Obrador pidió a Joe Biden invitar a Venezuela, Cuba y Nicaragua a la Cumbre de las Américas bajo el argumento de que debe prevalecer el diálogo. Candil de la calle.

Lo dice el personaje que, encerrado en Palacio Nacional, se niega al diálogo y a la negociación con todo aquel que no coincide con él.

¿Estará dispuesto a negociar con la oposición? ¿Quién sería el negociador por la parte oficial? ¿Adán Augusto López que le cerró las puertas al PAN? ¿Mario Delgado que puso tendederos para exponer a los diputados que votaron contra la reforma eléctrica? ¿El coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier, quien pidió “fusilar pacíficamente” a los opositores?

La estrategia es clara. López Obrador sabe que no se aprobará su reforma, pero es el arma que necesita para arremeter contra de la oposición con miras a 2024.

El riesgo de no aprobarse su reforma le permitirá configurar la narrativa del fraude si su candidata o candidato no gana. Incluso podría, desde el poder presidencial, desconocer la elección, lo que pondría al país en una grave crisis constitucional.

 

  @maurijua