“A pesar de que ya dijeron que no es necesario, muchos siguen trayendo cubrebocas”, murmura una señora a su hijo en el Metrobús mientras contemplan la ciudad a través de la ventana. “Sigue siendo necesario, pero ya no te van a obligar a usarlo”, aclara el joven a su madre.
Es el primer fin de semana en el que, por disposición del Gobierno capitalino, usar cubrebocas ya no es obligatorio en espacios públicos. Pero en la calle, al parecer, nada ha cambiado: quienes siguen utilizando tapabocas no lo hacen por imposición, sino por la seguridad que les brinda ante el coronavirus.
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Tal es el caso de Raúl, quien se aferra a la máscara y señala: “Yo lo voy a seguir ocupando por mi vida. Quién sabe si después de dos años de cuidarme me pegue la enfermedad”. Recuerda que, aunque los casos bajen, siguen los contagios y uno “nunca sabe en quién será mortal”.
Como Raúl, aún se ven muchas personas usando correctamente el cubrebocas aunque la ola de calor los sofoque.
No obstante, el mensaje ya ha sido dado y los altavoces viales del paseo dominical en bicicleta lo mantienen presente. “Recuerden que el uso de cubrebocas durante el paseo no es obligatorio”, repite ceremoniosamente una joven tras el megáfono.
Al contrario de personas como Raúl, hay quienes ya llevan semanas sin portar la mascarilla. Jazmín es una de ellas, pues pasea junto a su perro sin el cubrebocas.
“Algunos ya dejábamos de usar cubrebocas cuando estábamos en espacios abiertos. Lo que dijo (la jefa de Gobierno, Claudia) Sheinbaum sólo vino a legitimar lo que ya hacíamos”, explica Jazmín.
No obstante, para ella la enfermedad no ha desaparecido y es consciente de los cuidados necesarios para evitar el contagio masivo: “Es por eso que debemos de evitar espacios cerrados y vacunarnos bien”.
LEG