La fiereza con la que estalló la violencia en el estadio de futbol de Primera División de Querétaro reveló la existencia de una furia social en grado de confrontación. El fanatismo azuzado por la comercialización del futbol y potenciado por los narradores ha ido más allá de la simpatía por un equipo y ha revelado la existencia de una condición de violencia social en proceso de ruptura de los acuerdos mínimos de convivencia.

Los linchamientos populares, los ajustes de cuenta contra delincuentes, el pánico social en grado de respuesta violenta en zonas descuidadas por las autoridades, la existencia de halconcitos al servicio del crimen organizado, el control autoritario social de zonas excluidas de la supervisión pública, la organización social violenta al servicio de las bandas criminales para confrontar a las fuerzas de seguridad que quieren recuperar el control territorial de las zonas capturadas por el delito, la violencia al interior del núcleo social familiar y las evidencias de feminicidios como violencia crónica de la sociedad contra la sociedad son algunos de los elementos que están revelando la pérdida del tejido social y sobre todo la falta de cumplimiento del Estado como la autoridad garante de la tranquilidad y en grado de violador de derechos humanos por comisión o por omisión.

Detrás de la violencia de las barras deportivas del futbol en sus diferentes niveles se encuentra la configuración de una violencia como forma de dominio social y el modelo de eliminación del perfil autoritario de algunas de las instancias gubernamentales de seguridad.

El combate arbitrario contra los grandes criminales y luego las posibilidades de la gobernanza criminal en sociedades rurales, semiurbanas y urbanas de bajo nivel de vida han dejado que la violencia del más fuerte se imponga ante la ausencia rectora de la autoridad del Estado.

 

Zona Zero

  • El repunte de los homicidios dolosos, el aumento de la violencia contra instancias vigilantes contra organizaciones delictivas y la persecución criminal contra defensores de derechos humanos forma parte del cuadro general que ha quedado después del repliegue de las fuerzas de seguridad del Estado -y sus funciones como organismos que tienen el monopolio de la fuerza- está configurando una desarticulación de acuerdos sociales de convivencia para regresar a la guerra de todos contra todos.

 

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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