Julio Patán

 

Al Gobierno chilango le han llovido golpes, primero, por darle ivermectina a personas con Covid, cuando había las advertencias de que ese medicamento no servía para nada, y por dárselo sin aclararles eso: que había muchas dudas, que básicamente iban al tanteo, al chilazo, con base en un par de papers y un video en YouTube, y, claro, porque sale barato y en todo caso no te deja ciego o te revienta los riñones.

Enseguida, le llovieron críticas por hacer un paper post mortem chafisima, marrullero y sin rigor, sobre esa “política pública”. Y, finalmente, por mentir nuevamente, varias veces, sobre las fechas en que se tomó esa decisión y sobre lo que duró el programa: ya sabemos que siguen mandando esas pastillitas con bastante frecuencia.

¿Cómo respondieron en la 4T y los opinólogos afines? Básicamente, sin lograr meter las manos. Digo, cuando tu mejor respuesta, aparte de “compló”, “colonialista” y “farmacéuticas malas” es que a algunos se les ocurrió comparar el ejercicio ivermectínico con el nazismo –“algunos” que lo han hecho, de broma, en memes y tuits, nada más–, te estás llevando una madriza. Y es que “No le digan nazi a Pepe” no ha ayudado, ni tantito, a distraer de la tunda metodológica y los señalamientos por falta de ética que han llegado, en cambio, de inmunólogos, epidemiólogos, académicos y editores con, ellos sí, conocimientos rigurosos en estos temas.

Dicho lo anterior, me sumo al llamado. No los llamen nazis. No lo son, evidentemente. No nos pongamos hiperbólicos, evitemos las malas analogías, las comparaciones disparadas. Lo que son es progres, izquierdo-populistas, bienpensantes, de los de viejo cuño.

Esto lleva años: esa idea de que los pobres, que son prácticamente santos, son santos medio idiotas, lindos pero ingenuos, incapaces de tomar buenas decisiones sin nuestra guía, nuestro amor de padre de pueblos, nuestro igualitarismo vertical, aprendidos en universidades fifís, extranjeras. No, no es nueva la bienpensancia perdonavidas, el modito de redentor. Pregúntenle al Presidente. ¿Se acuerdan? Dice que los pobres son animalitos a los que tienes que alimentar. Pues eso. Alimentarlos o medicarlos, no consultarlos. Por su bien.

Con la 4T el debate es siempre una hueva, porque acabas obligado a ponerte en modo Plaza Sésamo. Ya saben: “Leeeejos”, dice la voz en off, y el monstruo comegalletas se aleja hasta convertirse en un puntito. “Ceeerca”, se oye, y el monstruo regresa al primer plano. Bueno, pues va: “Nazismo, leeeejos. Izquierdismo condescendiente: ceeeeerca”.

 

@juliopatan09