“Cuando yo me muera no quiero que me lloren”, fue la voluntad de Consuelo Beatriz Collí, una de las 8 víctimas que dejó la volcadura de un autobús en la carretera Mérida-Cancún.
Consuelo, de 35 años era originaria de Cenotillo, Yucatán, era también una de las pasajeras que se trasnportaban en el camión volcado el 6 de febrero.
Luego de pasar unos días con su mamá y su hermano en Cancún, Consuelo abordó el autobús ADO marcado con el número 498 y se tomó una fotografía que envió a su familia, sin saber que sería la última vez que la verían y que no regresaría para ver a sus tres hijos de 9, 14 y 18 años.
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Su prima, Sara Guadalupe, la recordó como “una mujer muy alegre, con un autoestima hasta el universo, entregada para sus hijos y era amante de las manualidades”, mencionó a la agencia Quadratin.
El destino de Consuelo era Mérida. Desde este punto se trasladaría a su natal Cenotillo, para celebrar los cumpleaños de su papá, prima y un de sus hijas, quién cumplirá 10 años. Ahora volverá para ser despedida, pues esas celebraciones se convirtieron en tristeza para la familia.
Consuelo creció en casa de sus abuelos, pues desde muy pequeña su madre tuvo que dejarla para trabajar y poder mantenerla; al crecer, ella decidió quedarse en Cenotillo, relató Guadalupe.
Seis años atrás, se le presentó la oportunidad de un buen empleo en Campeche, desde donde enviaba dinero para sus hijos y periódicamente enviaba dinero para sus hijos.
Cenotillo está de luto
Luego del trágico accidente, su familia pedía ayuda por redes sociales, su nombre estaba en la lista de pasajeros, pero no sabían nada de ella. Buscaron en hospitales y clínicas hasta que la noticia llegó, autoridades identificaban a los primeros cuatro fallecidos, entre ellos estaba Consuelo.
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Se espera que sea en la tarde de este martes cuando el cuerpo de Consuelo arribe a su natal Cenotillo, donde su familia la velará en su domicilio. Sus restos serán sepultados mañana miércoles, aunque su familia aún no precisa el horario.
“Cuando yo me muera no quiero que me lloren, quiero que mi esencia se quede incluso durante mi funeral. Que me pongan una botella de tequila y música, que sea una fiesta para todos”, habría sido su última voluntad
Su familia la recordará por su alegría, su carácter solidario, su fortaleza y su manera libre de ser.
RC