Ante la falta de argumentos sólidos y lógicos por parte del Gobierno federal para defender la iniciativa de contrarreforma energética del presidente Andrés Manuel López Obrador lo que hay es propaganda, aquella que dirigen a su clientela política, que no necesita de muchos argumentos para darle la razón al Presidente, y aquella que busca desacreditar a las voces opositoras a su planteamiento constitucional.

Hay un ejercicio agresivo de descalificación a los opositores a la contrarreforma y que empieza desde las mañaneras del Presidente. Desde esa posición de privilegio y mucho poder que le da ser el titular del poder ejecutivo, el Presidente endereza ataques a los que piensan diferente en ese y cualquier otro tema.

Le sigue de cerca, con mucha menos atención y menos credibilidad, el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, quien demuestra todos esos años de habilidad política para dar argumentos falsos sin hacer una sola mueca.

Y ahora, quien sintetizó en una parodia la forma torcida de comunicar las cosas fue la señorita de las mentiras y la lectura errática, quien una vez a la semana monta una sección de descalificación a los medios y a los periodistas.

Esa persona encargada de la sección de las mentiras de la semana dijo que ahora nada más falta que digan que la reforma eléctrica de López Obrador es un peligro para México.

Lo dicen los principios de propaganda que siguen al pie de la letra, hay que simplificar, transponer, desfigurar y vulgarizar los mensajes. Y esa frase del “peligro para México” está muy bien posicionada entre sus seguidores.

Aunque, la verdad, cada vez son más voces las que advierten al Gobierno federal que, efectivamente la contrarreforma energética implica un peligro para el desarrollo futuro de este país.

Son muy aguerridos en la 4T con cualquier voz interna que se atreva a expresar un punto de vista diferente al suyo en esta y en cualquier otra materia, pero son muy cuidadosos cuando la crítica llega del exterior, en especial de Estados Unidos.

En los tiempos de Donald Trump, México, su sociedad y su Gobierno, recibían críticas groseras del presidente de Estados Unidos y aun así la 4T aguantaba y no dejaba de colaborar con lo que quería el republicano.

El Gobierno del demócrata Joe Biden es más diplomático, pero no menos firme en sus opiniones. Y del tema energético tienen un muy claro punto de vista que, entre otros, han dejado saber tanto el embajador, Ken Salazar, como la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, y es que ven que la contrarreforma sí es un peligro para México, pero también para Estados Unidos.

La puerta que dejó abierta la ministra de energía de Joe Biden fue a la negociación y la reconsideración de los alcances lascivos del planteamiento de cambio constitucional del Presidente, antes de una respuesta mucho más firme y contundente.

Pero que no les quede duda que no hay analista serio del sector, participante del mercado energético o socio comercial exterior que no tenga la certeza de que la contrarreforma energética propuesta por el presidente López Obrador es, efectivamente, un peligro para México.

 

@campossuarez