El exrector de la UNAM, Francisco Barnés de Castro, aseveró que regresar a un modelo de generación de energía que pudo haber sido exitoso hace 60 años y dejarlo firme en la Constitución, será un “gravísimo error de consecuencias incalculables”.
En su participación durante los foros de Parlamento Abierto para el análisis de la reforma propuesta por el Ejecutivo federal, el ahora consultor en energía y medio ambiente expuso diez razones por las cuales no se debe aprobar los cambios al marco normativo en materia de energía.
Entre estos, mencionó que no hay ningún estudio serio que demuestre que la inversión privada en este sector daña la economía nacional o perjudica a los usuarios, de hecho, demuestran lo contrario.
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Se cancela el derecho de los usuarios calificados de contratar y recibir electricidad de otras fuentes de suministro diferentes a las de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a las 800 centrales eléctricas, cuya inversión de estima en 60 mil millones de dólares, se les impone un cambio radical en su modelo de tráfico.
“Cancela todos los permisos de generación y todos los contratos celebrados por la CFE con el sector privado afectando a cientos de inversionistas nacionales y extranjeros.
“Un gran número de las empresas afectadas recurrirán a arbitrajes internacionales, dañando nuestra reputación. Todo el esfuerzo de este Gobierno y de Gobiernos anteriores por atraer inversiones lo estamos tirando por la borda”, sentención Barnés.
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También, continuó, la propuesta de reforma cancela sin previa resolución judicial los derechos de los socios de más de 300 centrales legadas con permiso de autoabastecimiento que la CFE afirma son ilegítimos, pero nunca lo ha demostrado ante los tribunales.
El exrector de la UNAM también presentó diez propuestas para una reforma energética, entre ellas, regresar al monopolio del estado sobre el Servicio Público, establecido en la Ley de la Industria Eléctrica que el suministro básico será responsabilidad exclusiva de la CFE.
“Reintegrar a la CFE como una sola empresa, manteniendo como filiales separadas la Transmisión y la Distribución para transparentar sus costos al operador.
“Permitir que la CFE genere su propia energía sin obligación de comprarla a terceros. Permitir que cuando le falte o así convenga a sus intereses, compre mediante licitaciones abiertas, subastas públicas o a través de mercado eléctrico”, indicó.