El debate sobre la contrarreforma al sector eléctrico se ha convertido en una lucha de datos contra dogmas.

A cada dato comprobable sobre cifras de generación o producción, pagos, avance de energías limpias, los funcionarios de la CFE, comenzando por Manuel Bartlett, responden con dogmas políticos lo que ha convertido la supuesta discusión en un diálogo de sordos.

O de quienes escuchan lo que les conviene.

Pero eso ocurre entre los políticos defensores de la iniciativa presidencial y los representantes del sector empresarial que parecen los únicos dispuestos a arriesgarse a contradecir la visión de la 4T.

Evidentemente que en un sector tan grande como el energético y el eléctrico en particular, pudieron darse casos de corrupción no solo empresarial sino también de quienes concedieron permisos y hasta de quienes redactaron la ley respectiva.

Pero, como dijo el miércoles un representante empresarial, el Gobierno no quiso cortar las manzanas podridas sino el árbol completo lo que ha generado una oposición en contra de la contrarreforma lopezobradorista.

Ayer el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar, informó que existen 150 proyectos energéticos por la incertidumbre legal en la que se mantiene el sector.

Esos 150 proyectos, de acuerdo con el dirigente empresarial, representan 40,000 millones de dólares que le caerían muy bien a una economía que no crece y que, por el contrario, apunta a una eventual recesión según especialistas en la materia.

Es mucho dinero y serían muchos los empleos que podrían generarse, aparte de incentivar la competencia e incrementar la oferta del servicio en beneficio de empresas y consumidores menores.

Al cierre de este espacio no se conocían los resultados del encuentro entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la secretaria de Energía de los Estados Unidos, Jennifer Granholm.

La funcionaria estadounidense se había reunido por la mañana con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que le habría dado una explicación somera sobre los alcances de la contrarreforma eléctrica.

Antes de partir a nuestro país, congresistas de Estados Unidos le pidieron a Granholm ser más incisiva -o apretar más- al Gobierno mexicano por el tema de la reforma.

No creemos que a Granholm la pudieran haber convencido los dogmas y consignas políticas, tan de moda en esta administración.

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Pues hay velorios más alegres.

Ayer se registró como candidato del PRI (o lo que queda) a la gubernatura de Oaxaca Alejandro Avilés, exsecretario de gobierno del priista más guinda Alejandro Murat.

No fue el registro tradicional en otros años, con cientos de acarreados y con los sectores “vivos’’ del tricolor haciendo acto de presencia.

De hecho, en las encuestas serias Avilés no pinta.

Parece que lo pusieron ahí nada más por cumplir el requisito porque eso de ganarle al candidato oficial -oficial-, es misión imposible.

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Mire que congraciarse con el Presidente tiene sus frutos.

Cuando las calificadoras internacionales (Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch, HR Ratings) bajaron de rango a la economía mexicana, pero sobre todo a las finanzas de Pemex, el candidato de Morena a la gubernatura de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, propuso una iniciativa de reforma al artículo 340 de la Ley de Mercado de Valores.

Esto con la finalidad de castigar a las calificadoras “por no ser objetivas’’.

Obviamente, la descalificaron.

También propuso prohibir el reggaetón y todos los géneros musicales que contengan cualquier forma de violencia contra las mujeres o actitudes misóginas.

Ya tú sabes lo que pasó con la iniciativa.

LEG