Foto: Especial Con sillas, cobijas, chamarras, bufandas y sudaderas, los ciudadanos enfrentan sus síntomas, muchos de ellos similares a la gripe, a la par del frío, en busca de tener su prueba Covid.  

Desde la estación del Metrobús Iztacalco se vislumbran las grandes carpas que cubren a los ciudadanos que acuden a realizarse la prueba para detectar el Covid-19. Bajo ellas, decenas de ciudadanos aguardan su turno para conseguir una ficha; algunos, los más madrugadores, llegaron desde las 4:00 horas para no correr riesgo de quedarse sin una.

Del Metrobús comienzan a bajar otras personas que decidieron no madrugar y se desalientan observando el tamaño de la fila; por supuesto, lo primero que hacen es acercarse a los funcionarios encargados de la prueba y atiborrarlos de preguntas.

“¿Pues a qué hora hay que venir? ¿Qué papeles hay que traer? ¿Ya no me puedo formar? ¿Cuántas fichas están dando?”, se suceden las preguntas.

Cansados, tal vez de las mismas preguntas de cada tanda de recién llegados, los funcionarios contestan con la advertencia a la gente de que no se arremolinen (no vaya a ser que estén sanos y aquí se contagien), manteniendo la sana distancia.

“Hay que venir temprano para que les toque ficha, únicamente con su credencial de elector. Hay gente que llega a formarse desde las 4:00 horas (…). Empezamos con los procedimientos a partir de las 9. El horario es de lunes a viernes de 9 a 14:00 horas”.

Los más ecuánimes asienten y se van, pero otros arremeten a palabras contra los funcionarios, quienes reviran que sí ya tienen síntomas ni siquiera deben acudir, sino quedarse en casa.

Mientras tanto, en la fila, los ciudadanos se abrazan a si mismos, dándose calor en esta mañana fría; uno, más avispado que el resto, trae su cobija de tigre, de esas que sólo salen en lo más crudo del invierno, y que hoy lo acompaña fuera de la cama.

Un joven que ya no soporta estar de pie casi se cae y su amigo le pregunta si no será porque aún no ha ingerido el desayuno.

Algunos ciudadanos ya hasta fueron a Centros comerciales a ver cómo va la fila por allá: “Ya fui y regresé de Zentralia y casi no avanza la fila. Luego no quieren decir cuántas fichas van a sacar”, dice una mujer.

En Iztacalco, este martes repartieron 330 fichas, pero las funcionarios afirman que han llegado a sacar hasta 450 por día.

Se escucha una voz femenina gritar: ¡Los que siguen! Y en las caras de la gente nace una sonrisa nerviosa. Un joven grita: ¡Por fin!.

Mientras, un par de amigas se dicen entre sí: “Desde las 4:00 aquí y apenas vamos a entrar, que horror”.

Entran aproximadamente 30 personas a la carpa, pero no para realizarse su prueba Covid, sino para esperar un poco más, pero ya en cómodas sillas.

Del otro lado, una señora va saliendo con su prueba negativa y comenta a su hija: “Más positivos que negativos, ¿tú crees?”.

 

LEG