Un embrión de dinosaurio es descubierto en Ganzhou, en el sur de China, y data al menos de hace 66 millones de años.
Foto: HANDOUT / UNIVERSITY OF BIRMINGHAM / AFP Un embrión de dinosaurio es descubierto en Ganzhou, en el sur de China, y data al menos de hace 66 millones de años.  

Científicos anunciaron este martes el redescubrimiento de un embrión de dinosaurio perfectamente conservado, que data de aproximadamente 70 millones de años, aunque su edad exacta sigue siendo incierta, se sabe claramente que estaba preparándose para salir de su huevo.

El fósil fue descubierto en Ganzhou, en el sur de China, y pertenece a un dinosaurio terópodo sin dentadura o también conocido como oviraptosaurio.

La empresa de extracción de piedra Yingliang Group descubrió el huevo en el año 2000, sin embargo pasaron más de 15 años, antes de que alguien se diera cuenta de la importancia del hallazgo; los investigadores bautizaron al embrión como “bebé Yingliang”, debido a esto.

“Es uno de los mejores embriones de dinosaurios jamás encontrados”, dijo a la AFP la investigadora de la Universidad de Birmingham Fion Waisum Ma, coautora de la publicación en la revista iScience.

Ma y sus colegas encontraron al embrión con su cabeza colocada por debajo de su cuerpo, con los pies a ambos lados y con la espalda encorvada, una postura que no había sido observada antes en dinosaurios pero similar a la de las aves modernas.

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En los pájaros, ese comportamiento es controlado por el sistema nervioso central y se le llama “plegamiento”. Los pollos que se preparan a salir del huevo colocan su cabeza debajo de su ala derecha para mantenerla estable mientras rompen el cascarón con sus picos.

Los embriones que no logran esta posición tienen más chance de morir por una eclosión fallida.

“Esto indica que tal comportamiento en las aves modernas primero evolucionó entre sus ancestros dinosaurios”, dijo Ma.

Una alternativa a ese plegamiento podría ser algo similar a lo que hacen los cocodrilos modernos, que toman una posición como si estuvieran sentados con su cabeza inclinada hacia el pecho para eclosionar.

Décadas en un depósito

El trozo de roca que contenía a ‘bebé Yinglian’, fue adquirido en el año 2000 por el director de una empresa minera china llamada Yingliang Group, que sospechaba que podía contener huevos fósiles en su interior.

El ejemplar acabó finalmente en un almacén de la empresa, hasta que años después, durante la construcción de Yingliang Stone Nature History Museum financiado por el conglomerado minero, trabajadores del mismo lo redescubrieron.

Yingliang se puso en contacto con la autora principal del estudio, Lida Xing, de la Universidad China de Geociencias de Pekín, quien comenzó a reunir un equipo para estudiar el dinosaurio bebé exquisitamente conservado.

El “bebé Yingliang” mide unos 27 centímetros de largo desde la cabeza a la cola y se encuentra dentro de un huevo de 17 centímetros en el Museo de Historia Natural de la Piedra.

Actualmente investigadores dirigidos por la Universidad de Birmingham (Inglaterra), creen que la criatura es de hace 66 a 72 millones de años, y probablemente pudo preservarse al quedar el huevo enterrado como consecuencia de un alud, lo que lo protegió de los carroñeros por tanto tiempo.

Los oviraptorosaurios, o “largatos ladrones de huevos”, eran dinosaurios emplumados que vivían en lo que ahora es Asia y Norteamérica durante el periodo Cretácico Superior.

Tenían varios tipos de picos y dietas, y su tamaño iba desde el de un pavo moderno al del enorme Gigantoraptor, de ocho metros de largo.

Habría crecido hasta los dos o tres metros de largo de haber llegado a ser adulto, y probablemente se habría alimentado de plantas.

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El equipo de investigación sospechó que podrían contener dinosaurios no nacidos y raspó parte del huevo para descubrir el embrión dentro.

“Este embrión de dinosaurio dentro de este huevo es uno de los más bellos fósiles que jamás haya visto”, dijo el profesor Steve Brusatte, de la Universidad de Edimburgo y parte del equipo de investigación, en un comunicado.

“Este pequeño dinosaurio en su estado prenatal se asemeja mucho a un ave bebé encorvada en su huevo, lo que aporta más evidencia de que muchas de las características de las aves de hoy evolucionaron de sus ancestros dinosaurios”, siguió.

El equipo se ha dedicado a estudiar al embrión con más detalle a través de avanzadas técnicas de escaneo, para mapear todo su esqueleto, incluidos los huesos de su cráneo, porque parte de su cuerpo aún está cubierto por roca.

¿Qué se sabe de ‘Baby Yingliang’?

La similitud del apretado rizo de Baby Yingliang con los pollos modernos en desarrollo sugiere que este comportamiento único de las aves puede tener sus raíces en decenas de millones de años.

Aunque se han encontrado muchos huevos de dinosaurio, los embriones son raros, y los embriones bien conservados son aún más raros. “La mayoría de las veces se trata de un amasijo de huesos en el fondo del huevo”, dice Matthew Lamanna, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh (Estados Unidos).

El hallazgo del “comportamiento de pájaro” de Baby Yingliang no es necesariamente sorprendente, dice Lamanna, estos fósiles son vitales para comprender realmente los giros de la evolución.

El fósil puede contener aún más pistas sobre la evolución de las aves modernas, añade el paleontólogo Timothy Rowe, de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos).

Un paso clave en la evolución de las aves es la transición de las extremidades anteriores a las alas lo suficientemente largas como para volar.

No se sabe exactamente cómo y/o cuántas veces se produjo este cambio en los dinosaurios. Pero las pistas de estas transformaciones evolutivas pueden encontrarse en el desarrollo temprano de los animales, dice. “Realmente empiezan a desarrollarse dentro del huevo”.

 

SLF