Foto: AFP Migrantes que llegan a Bielorrusia son guiados hasta la frontera con Polonia  

Agravada por las condiciones que impuso la pandemia por Covid-19, la crisis migratoria alrededor del mundo, más que encontrar soluciones solo se golpea de frente con obstáculos… sólidos, altos y bien reforzados.

En el marco del Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), describir las causas de su huida y las complicaciones que sortean los viajeros provenientes de zonas en conflicto o de pobreza es solo un preámbulo.

En las grandes ciudades, con altos muros se construyen hogares y recintos en los que la gente convive, disfruta y se refugia. Flanquean santuarios, protegen del clima, de peligros y depredadores. Pero la historia nos enseña que también aíslan, segregan y dificultan un flujo que no se ha podido detener del todo.

Infografía: Xavier Rodríguez

Aunque Estados Unidos es el destino de más del 70% de los migrantes de todo el mundo, y su muro en la frontera sur fue arma política y de amenaza del expresidente Donald Trump, la pelea por el ingreso a una “tierra prometida” no se limita al norte de América. En Europa también funcionan estas medidas de contención que, con más o menos tecnología, tienen la misión de impedir el acceso a niños y adultos que huyen de conflictos y crisis humanitarias, especialmente localizadas en Medio Oriente y varias regiones de África.

TE PUEDE INTERESAR:  ¿Quién es Brandt Osborn, actor arrestado por la muerte de mexicana en Los Angeles?

Desprendiéndose de sus hogares, la mayoría en Siria, Afganistán y Sudán del Sur; las diásporas migratorias se disponen a entrar a territorio europeo por cualquier flanco. A su llegada, si deciden tomar la ruta de los Balcanes rumbo a Turquía, y sobreviven al cruzar el Mediterráneo, se encuentran con planchas metálicas completamente lisas, de 5 metros de altura y otros 5 de profundidad, coronadas con alambre de púas. Impenetrables.

El acceso a España por Ceuta y Melilla tampoco es más alentador. Varios cercados, uno tras otro, de 7 y 10 metros de altura, y la instalación de cámaras de seguridad, dejan claro el mensaje: “No son bienvenidos”.

Según el balance del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para finales de 2020 en el mundo había más de 82 millones de migrantes por desplazamiento forzado, y es de esta cifra de donde se desprenden las oleadas de “ilegales” que no paran de llegar a las fronteras fortificadas de países desarrollados.

Conflictos armados, regímenes autoritarios, violencia, e incluso desastres naturales, empujan cada año a miles de personas a salir de los territorios en los que habitan para buscar lejos, a veces en otro continente, la calidad de vida que les permita dejar atrás las condiciones que los orillaron a irse.

Ante la crisis, organismos como ACNUR han tomado diversas acciones. Conscientes de que buena parte del rechazo y la xenofobia vienen de la inconformidad de compartir recursos con refugiados, el brazo de la ONU promueve el financiamiento de programas que ayuden a la reinserción de migrantes en sus lugares de acogida.

Un largo camino termina hoy… comienza otro

A ocho días de Navidad, seis demandantes de asilo dejaron atrás Chipre para comenzar una nueva vida en Italia, donde les acogerá una comunidad católica, todo gestionado después de la visita del papa Francisco a esa isla a principios de diciembre. Hoy serán recibidos durante una audiencia privada en el Vaticano.

Hinda Warsame, somalí de 25 años, estaba lista junto a sus hermanas Naima y Fadoumo (22 y 19 años). Las tres hermanas crecieron en Arabia Saudita pero fueron deportadas a Somalia, un país con una gran inestabilidad política. “Fue una pesadilla”, recuerda Hinda.

Ahí la presionaron para que se casara contra su voluntad para proteger a sus hermanas, y que se le practicara la escisión. Pero se negó. Cuando supo que había sido elegida para instalarse en Italia, no durmió en una semana. “Soy musulmana pero admiro que el Papa y la iglesia cristiana hayan decidido ayudarnos”.

Gracias a visados de estudiante, las tres hermanas pudieron huir a la República Turca del Norte de Chipre, una entidad que solo reconoce Ankara, y que ocupa un tercio de Chipre.

Siempre a salto de mata, las tres jóvenes podrán ahora comenzar de nuevo, con .

CON INFORMACIÓN DE AFP
LEG