Foto: Arturo Romero "No queremos ir a Tapachula, jefe", dijo uno de los migrantes ante la "invitación" de un funcionario del Instituto Nacional de Migraciones (INM) que ingresó al parque  

Desalentados por la situación en la frontera sur; en específico en Tapachula, Chiapas, desde el miércoles pasado decenas de migrantes haitianos se aglomeraron en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), en la Ciudad de México, para quedarse en este país.

Esparcidos en pequeños grupos –entre charlas y consumo de alimentos– esperan su turno haciendo fila a lo largo de la calle Versalles, colonia Juárez.

Miguelina está formada desde las 4 de la mañana, y junto con su mamá e hijo esperan respuesta de su trámite de refugio, el cual prefirió realizar en la capital del país debido a que en Tapachula, Chiapas, la situación es más complicada.

“Ahí (en Tapachula) hay mucha gente, por eso yo me vine aquí a sacar el papel, por eso nos vinimos para acá”, externó la mujer, quien contó a este diario que llegó desde Chile y tras estar mes y medio en la frontera sur sin obtener respuesta para su estancia legal, optó por viajar a la Ciudad de México.

Sin embargo, desconocen el tiempo que deberán aguardar para obtener respuesta en estas oficinas. “No tenemos tanta plata para estar mucho tiempo, para comer, para nada”, externó Frankie, quien también estuvo formado ayer a las afueras de Comar, junto con su esposa y su bebé.

La familia comentó que llevan cinco días en la CDMX y aunque aceptan que su plan era otro, ahora sólo quieren acreditar su legalidad en el país “buscar un trabajo para mantener a mi hija, porque no quiero arriesgarla más (…) porque allá en Panamá tienen la selva, yo pasé por ahí y es muy peligrosa. Llevamos cuatro días y medio caminando, así que yo no quiero arriesgar mi vida más”, dijo Roselene.

En la fila que se extiende en los alrededores de la Comar, los testimonios de los haitianos coinciden: inseguridad, desempleo y pobreza los orillaron a salir de su país para buscar refugio en México o, si pueden, en Estados Unidos.

Y la situación no es diferente en Ciudad Acuña, Coahuila, donde cientos de haitianos están varados y este jueves temieron ser desalojados por las autoridades del parque que ocupan.

Ayer, agentes migratorios mexicanos ingresaron al campamento para instarlos a salir de allí y dar continuidad a sus solicitudes de refugio, a lo que se negaron muchos de ellos.

“No queremos ir a Tapachula, jefe”, dijo uno de los migrantes ante la “invitación” de un funcionario del Instituto Nacional de Migraciones (INM) que ingresó al parque. “Allá estamos sufriendo, durmiendo en la plaza, en la calle”, agregó el hombre, sin identificarse.

Tapachula, en la frontera sur con Guatemala, está colapsada por miles de centroamericanos y haitianos solicitantes de refugio, un estatus que les permite permanecer legalmente en el país sin ser deportados, a la espera de poder cruzar a Estados Unidos.

Pero muchos migrantes que llevaban meses esperando respuesta decidieron continuar su marcha hacia Ciudad Acuña, donde acampan en un parque o bajo un puente fronterizo.

El operativo fue desplegado luego de que el INM anunciara que los extranjeros deben retornar a los lugares donde radicaron sus solicitudes.

“Deberán seguir estos trámites (…) en la entidad donde fueron iniciados”, declaró el comisionado nacional del INM, Francisco Garduño. Según Unicef, 40% de los migrantes haitianos son menores de edad.

‘Estoy esperando respuesta desde hace tres o 4 meses’

Por: Arturo Romero

Carolina es originaria de Haití, tiene 24 años y suele pedir dinero con su hijo de un año de edad. Los acompañan su amiga Carla, de 25 años, así como dos menores más.

Cerca del Centro Nacional de las Artes (Cenart), refiere que hace más de un año decidió dejar su país debido a la mala economía y el constante peligro que significan las pandillas. En ese entonces tenía seis meses de embarazo.

“De Haití nos fuimos para Guatemala y de ahí tuvimos que rodear por la selva porque no traíamos papeles. Nos tocó caminar, meternos entre el monte. Incluso, casi nos secuestra un grupo de narcotraficantes”.

Carolina dijo ser graduada en Contabilidad y Finanzas, no obstante, afirmó, la falta de documentos, además de la xenofobia, le impiden obtener un empleo.

Otro problema al que se enfrenta es la poca atención que reciben por parte de las instituciones. Su hijo, nacido en tierras mexicanas, no ha podido ser registrado. Denunció que dicho trámite le cuesta 7 mil pesos, “cantidad imposible de cubrir en este momento”.

“Es difícil en ese aspecto (económico) para nosotros hacer los trámites. Fui a pedir apoyo a una entidad que me dijeron que se llama Comar, estoy esperando aún que me den respuesta, cosa que no ha pasado desde hace 3 o 4 meses. Fui para pedir asilo aquí y que me den papeles, pero no me han podido ayudar”.

Sin embargo, para ella el viaje aún no termina, pues planea cruzar la frontera norte del país, pero la falta de papeles de su hijo se lo impide, ya que de otra manera no puede asegurar permanecer a su lado legalmente.

Actualmente comparte un cuarto en Buenavista, Estado de México, con otros cuatro adultos y menores. Entre todos pagan la renta de mil 200 pesos con el dinero que recaudan día tras día.

Ebrard insta a cooperación

El titular de la SRE, Marcelo Ebrard, reiteró ayer en la Asamblea General de la ONU que se requiere cooperación internacional para regular los flujos migratorios. “La cooperación internacional es elemento crucial para que las comunidades de origen, tránsito y destino desarrollen sus capacidades sin tener que recurrir a la emigración”.

En tanto, Pedro Brolo, canciller de Guatemala, expresó que CA necesita ” menos cooperación y más inversión” para generar desarrollo económico sostenible a largo plazo, lo que podrá permitir solucionar las causas de la migración.
LEG