*Proverbios 17: 17 Las amistades son unos de los tesoros más valiosos

El empresario restaurantero Luis Gálvez Pérez Aragón y América Ortega Rayas se coordinaron para organizar el pasado 3 de septiembre, una comida sorpresa para celebrar el cumpleaños del que esto suscribe, en el restaurante Les Moustaches de Río Sena 88 en la Colonia Cuauhtémoc. A la comida asistieron amigos muy cercanos. Entre los invitados saludé a Jaime y Tere Ferrer; Juan Francisco Rivera Ramos y su acompañante; Enrique y Martha Sánchez; Aurora López de Ortigosa, Carlos Séptien Sepúlveda, Dominique Berthelot, Ana Adalid, Marisol Moreno, Genaro Nuñez Reyes Spíndola, Manrique Larios y Erika Morán, Manuel Castillo-Lanz y Mónica Siller, y Pepe Amerena. En fin, me hubiera gustado ver a otros amigos también muy cercanos, pero la convocatoria no estuvo de mi parte. Ahí mismo, le entregué el Premio de la Excelencia Universal al gastroenterólogo Francisco Rivera Ramos por su excelente trayectoria científica y médica. Tanto Gálvez como este columnista le entregamos el galardón. El menú que sirvió el restaurante fue: capuccino de lentejas, sherbet, pollo Kiev y, finalmente, un delicioso pastel de chocolate acompañado de café o té. Hubo también vinos y destilados. La atención fue estupenda. Todos hablaron del cariño y de mi trayectoria.

A propósito de mi festejo y para cultivar la amistad verdadera, –como señala La Biblia— debemos mantener a nuestro lado amigos de verdad; esos que ríen con nosotros en los tiempos complicados y que se han mantenido a nuestro lado en las buenas y en las mlas. Por ende, se requiere un compromiso compartido y una inversión de tiempo y energía. Las buenas relaciones florecen con el tiempo. Siempre debe existir la transparencia y debemos ser sinceros con los amigos y animarlos a ser veraces con nosotros. Cualquier duda se debe tratar cara a cara con respeto/prudencia. Para preservar un vínculo fuerte, no podemos ocultar las heridas que pueden habernos causado. La transparencia puede ayudar a que las personas sean mejores. Una relación sólida permite a cada parte señalar con delicadeza los errores de la vida de la otra persona y ofrecer una amorosa rectificación.

La amistad genuina requiere tiempo y comunicación para desarrollarse. Tenemos que estar dispuestos a dejar de lado otras obligaciones y priorizar el pasar tiempo juntos para compartir nuestras opiniones y deseos, y para hacer preguntas que estimulen a nuestros amigos a hablar de lo que hay en sus mentes y corazones. También, es muy importante la gratitud. Al ser humano le gusta sentirse apreciado. Expresar gratitud cuando los amigos son útiles, les permite saber que estamos agradecidos de tenerlos en nuestras vidas. Además, confirmamos que les amamos cuando les decimos lo mucho que disfrutamos de cierto aspecto de su personalidad, o recordamos una ocasión que es especial para ellos. Ser un buen amigo es una manera de servir a Dios. Él nos creó para relacionarnos con los demás, y por eso debemos dar lo mejor de nosotros a cada amigo que él haya puesto en nuestra vida.

La amistad es demostrar como Jesús mostró su amor. Para La Biblia, la amistad es la demostración de un amor transparente en todo tiempo a través de hechos hacía alguien imperfecto, que se alimenta de mantenimiento por medio de los principios bíblicos. “Los verdaderos amigos son los que aman a Cristo. Ama a tus amigos de la misma forma que Cristo te ama a ti”. El Señor Jesucristo nos dio la definición de un verdadero amigo: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15:13-15). Jesús es el puro ejemplo de un verdadero amigo, porque Él puso Su vida por sus ‘amigos’. Y hasta el próximo jueves, ¡abur!

@castillopesadoe