El líder de la bancada morenista en el Senado, Ricardo Monreal, está jugando con fuego, o por lo menos eso parece. A mediados de julio, en entrevista con Joaquín López Dóriga, el senador no descartó buscar la candidatura a la presidencia de México por un partido diferente a MORENA. De forma desafiante, dijo: “Voy a estar en la boleta, espero estar con Morena y con el presidente López Obrador” (véase: https://bit.ly/3n4F3pM).

Después de ese desplante de herejía—al menos en los ojos del morenismo radical—, la semana pasada Monreal admitió “llevarse muy bien” con todos los partidos durante una entrevista con Sabina Berman. También, a pregunta expresa de si podría buscar ser el candidato presidencial de la alianza PAN-PRI-PRD, el legislador, de nuevo, no lo descartó: “Es muy temprano. Voy a luchar dentro de MORENA, quiero ganar a la buena” (véase: https://bit.ly/38GGpyw)—un “a la buena” que, para muchos, sonó a amenaza—.

La situación de Monreal no es sencilla. Sí, el 6 de junio su hermano David ganó la gubernatura de Zacatecas y Sandra Cuevas, su aliada, ganó la alcaldía de Cuauhtémoc con PAN-PRI-PRD. Lo primero se esperaba, pero lo segundo sorprendió a muchos, ya que Cuevas derrotó a una favorita de Lopez Obrador, Dolores Padierna—cosa que, sospecho, no cayó muy bien en Palacio Nacional—. Por otro lado, después de los comicios de junio, nadie particularmente cercano al senador logró colarse como diputado federal o en otra posición de gran influencia en la capital como Cuevas.

Pareciera entonces que López Obrador quiere limitar la influencia de Monreal a Zacatecas y la Cuauhtémoc, cuando el senador tiene el peso político para retos mayores. Con respecto a la sucesión presidencial, a inicios de julio López Obrador omitió mencionar a Monreal como uno de los “presidenciables” de MORENA (véase: https://bit.ly/3lbtM4H), algo que obviamente no fue una casualidad y molestó al senador.

El plan B de Monreal, que es buscar la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México—misma que buscó en 2018 y casi lo orilla a irse con PAN-PRD—, tampoco parece sólido en este momento. Al menos en la percepción, Claudia Sheinbaum es la favorita de López Obrador para la sucesión presidencial, y ello implicaría que la “jefa” tendría peso relevante en la decisión de su sucesor/a en el Palacio del Ayuntamiento. Esto muy probablemente no favorecería a Monreal—claro, al menos que el senador constituya una amenaza creíble de rompimiento morenista—.

Entonces, ¿qué opciones tiene Monreal? Es probable que el senador no sea removido de la coordinación de la bancada en el corto plazo—con todo y la llegada de la “cuña”, Olga Sánchez Cordero—por un tema de percepción: lo último que quiere López Obrador es comunicar que MORENA se resquebraja. Y si el presidente decidiera retirarlo, sería sensato darle una secretaría de Estado o algo acorde a su peso político para que no se transmita una sensación de división morenista.

A fin de cuentas, Monreal está en una encrucijada. Si efectivamente Sheinbaum será la candidata—como parecen ser las cosas—, las opciones del senador son realmente dos: disciplinarse bajo términos menores a sus aspiraciones y capacidades, o terminar de romper con el presidente y MORENA. La decisión del senador será decisiva para el futuro del morenismo, ya que su permanencia consolidará la unidad del partido o su salida creará una grieta difícil de cerrar. Dentro de todo, eso es un gran poder.

@AlonsoTamez

 

AR