El racismo y la xenofobia son temas que desde siempre han perjudicado la salud mental de las personas, y ahora se vive cada vez más en Twitch, la plataforma de transmisión de videojuegos en vivo más grande del mundo donde miles de creadores de contenido reciben todos los días comentarios de odio hacia su persona.

Tal es el caso de Raven una creadora de contenido en la plataforma quien es objeto de ataques de odio por su color de piel o su orientación sexual. “Es muy difícil. Y es difícil no internalizarlo, porque me odian por cosas que no controlo”, dijo esta madre de dos hijos, al borde de las lágrimas.

Ante esta problemática denunciada por varios usuarios, Twitch dijo estar preparando nuevas medidas de seguridad y haber reparado una falla en sus filtros automáticos. Algo que no dio resultado, según los jugadores.

“Sabemos que tenemos que hacer más para abordar estos problemas”, admitió Twitch a mediados de agosto, cuando el eslogan de Raven cobró importancia.

Sin embargo Ravne aseguró que la plataforma no había respondido a su lista de sugerencias y denunció su inacción en Twitter por medio del lema #TwitchDoBetter (Twitch hazlo mejor) utilizada por decenas de usuarios, principalmente no blancos y/o de la comunidad LGBTQ.

De todas formas, a los trolls no les faltan métodos. Según las víctimas, utilizan la jerga de los codificadores, que consiste en escribir mal palabras prohibidas para pasar por las grietas de los algoritmos. “Siempre encuentran la manera”, señala Mark Griffiths, psicólogo de videojuegos de la Universidad de Nottingham Trent, Inglaterra.

La impresión de anonimato y la sensación de impunidad también facilitan estos comportamientos. “La policía se toma cada vez más en serio estos casos”, pero “los editores de videojuegos todavía los consideran insignificantes”, lamenta.

Otra víctima de racismo es Chonki, una jugadora judía que se ha visto inundada de mensajes antisemitas e imágenes de esvásticas y también cuestionó la falta de apoyo de las estrellas de la plataforma. Le gustaría que aquellos que tienen la condición de “socios”, y por lo tanto gozan de una influencia considerable, dejen de tolerar comentarios racistas y misóginos en su canal.

Para Chonki y Raven, irse sería como dejar su trabajo. De ahí su enojo por la falta de capacidad de respuesta de Twitch. “Se llevan el 50% de nuestros ingresos y ni siquiera pueden protegernos del acoso”, sentencia Chonki.

LEG