arte
Foto: Gabriela Esquivel Eduardo vende sus figuras entre las calles de Lerdo y Mosqueda, colonia Guerrero; los domingos se coloca en la Alameda de Santa María la Ribera.  

En la mente de Eduardo Sánchez vuelan aviones, ruedan bicicletas y florecen todo tipo de plantas que luego, con la maestría de quien ha perfeccionado un talento, convierte en esculturas en miniatura con latas de aluminio, popotes y encendedores que han sido arrojados a los botes de basura.

Y es que Eduardo vive desde hace un mes en la calle, su cama es el suelo y su techo las estrellas. Al igual que tantos otros en su situación, recoge latas para venderlas por kilo, pero conserva las necesarias para dar rienda suelta a su imaginación, a su arte.

Pese a la situación en la que ahora se encuentra, el hombre mantiene la cabeza en alto y la fe en que las cosas pronto serán mejores.

“Tengo una situación muy penosa, pero eso implica que debo tener el carácter suficiente para salir adelante, aprovechar lo que tengo en la mano, tratar de hacer algo útil, y lo mío es hacer artesanía, ese será mi proyecto de vida”, expresa.

Problemas familiares y amistades equivocadas llevaron a Armando a perder su hogar, incluso llegó a pensar en el suicidio… pero tras ese momento de inflexión, logró encontrar otra mirada de la vida y el deseo de colocar sus productos en internet.

De las manos de Eduardo surgen aviones, helicópteros, caras humanas, búhos, alebrijes y figuras de Star Wars, que vende en 10 y hasta 80 pesos.

“Lo nuevo que tengo son las bicicletas hechas de lata y popote; debo rehacer mi arte, ya lo tenía, me confié, tenía una zona de confort que se rompió y llegué a esta situación, pero la inteligencia siempre saca a uno adelante y con el corazón vamos a salir”, dice.

Destaca que al principio fue difícil vivir en la calle, puesto que estaba acostumbrado a dormir en una cama, bañarse y comer a diario… además de que le robaron sus lentes bifocales, con los cuales trabajaba mejor las piezas.
Lo que no le han robado es la esperanza.

LEG